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Mis amigas TRANS-formaron mi vida

Mis amigas trans

Mis amigas trans

No, jamás podré hablar de las vivencias de las personas Trans pero sí podré contar de como mis Amigas Trans han marcado cada aspecto de mi vida.

Corrían los años de 1994 cuando tuve mi primer acercamiento con una persona trans, Alan era un chico trans que arreglaba aparatos electricos a una cuadra de mi casa, claro que para ese entonces yo no sabía ni que era trans, ni que su nombre no era Alan, lo supe hasta que un par de señoras mayores le llamaron un nombre femenino y contaron su historia.

Historia que sólo le correspondía a Alan contar, ahora lo sé, porque  recuerdo perfecto la cara de vergüenza, enojo, rabia que vi en Alan, cuando  deje mi walkman amarillo para que lo repara. Ese día recuerdo que a mis 11 años defendí el nombre de alguien sin quererlo, porque justo cuando me iba mi voz gritó <<Gracias Alan>>, la señora volvió a decirle por un nombre femenino y me regrese a decirle <<¡Es Alan! y enseñe la lengua>>.

Corriendo le conté la anécdota a mi mamá y ella me dijo que Alan en algún momento fue niña que ella la conoció hace muchos años y que ahora había decidido llamarse Alan y ser mujer, sin ningún detalle más, terminó su plática diciendo <<Pero llámale como te ha pedido que le llames>>.

La historia para Alan no fue la misma que para mí, años después me enteré que murió cuando apenas tendría 39 años (seguramente yo 18), dicen que fue una muerte trágica, la verdad desconozco mucho sobre ello, pero recuerdo que siempre tenía esa sonrisa e inteligencia que le caracterizaba.

Con el paso del tiempo y en esta sociedad en donde las disidencias son mal vistas, me tope con Karla mi siguiente persona trans favorita, de ella aprendí el amor a la lectura, por cuestionarlo todo, las injusticias, los prejuicios. Karla era de esas mujeres trans que mientras hablaba, sus ojos brillaban con determinación y esperanza. También me contó el largo trayecto que había tenido que cruzar para ser Karla, historia que solo le corresponde un día contar a ella.

Jamás fui tan consciente de la importancia de construir puentes donde se entretejen otras voces como en la Maestría y lo cuento así porque en este punto fue cuando más amigas me sostuvieron y en esos días de arduo escuchar y construir también debían estar las voces disidentes, las voces de mis amigas-trans.

Porque la aceptación de las personas transgénero es un reflejo de nuestra capacidad como sociedad para abrazar la diversidad humana en todas sus formas. Es un recordatorio de que la identidad de género es un aspecto fundamental de quiénes somos como individuos y que todos merecemos ser respetados y tratados con dignidad, independientemente de si nuestra identidad de género coincide con el género asignado al nacer.

Es importante comprender que la aceptación no significa simplemente tolerar o ser indiferente a las personas transgénero, sino abrazarlas plenamente y apoyar sus derechos y necesidades. La aceptación implica reconocer que cada persona tiene el derecho de vivir auténticamente de acuerdo con su identidad de género, sin temor a la discriminación o al rechazo.

La falta de aceptación y el prejuicio hacia las personas transgénero pueden tener consecuencias devastadoras. Pueden experimentar discriminación en el empleo, en el acceso a la atención médica y en la educación. La falta de apoyo social puede llevar a problemas de salud mental, como la depresión y la ansiedad, e incluso aumentar el riesgo de suicidio. Nadie debería tener que enfrentar estas luchas debido a su identidad de género.

Deberías leer: Apoyar a las Infancias y adolescencias Trans no es un delito, invisibilizarlas ¡sí!

La aceptación también está relacionada con la lucha contra la discriminación legal. Las leyes deben garantizar la protección y la igualdad para las personas transgénero en áreas como el empleo, la vivienda, la educación y la atención médica.

También reconozco que muchos de mis privilegios los he usado para abrazar a mis amigas-trans, quererlas y reconocerlas en su lucha, porque esta columna no busca ser vocera de ninguna de ellas, todo lo contrario, busca agradecerles su lucha, su andar.

Por ejemplo a Victoria, que maquilla hermoso y es una persona con un alma hermosa, aún recuerdo que al principio la gente la seguía llamando por su nombre de varón, aunque ella ya se presentaba como Victoria, su resiliencia para avanzar es admirable.

A Tuss Fernandez, que como hombre trans admiro profundamente, su lucha, su voz y sus palabras y que nada más porque me da pena, pero podría abrazarlo cada que lo veo en fiestas y seguro ni me topa, pero que sepa que es inspiración.

A Frida Cartas, que sin saberlo es mi referente literario, no en vano es mi escritora trans favorita, deben seguirla, comprar sus libros, escucharla, es sin duda esas personas que debes tener en tu vida, y yo a la distancia espero un día tenerla en la mía.

Sirva esta columna para decirles lo mucho que mis amigas-trans me han cambiado, he aprendido a cuestionar mis propios prejuicios, a entender la importancia del amor, la empatía y la solidaridad en la búsqueda de un mundo más inclusivo y justo.

Nos leemos la siguiente semana en otra columna, no sin antes decirles que en la vida no solo hay un camino, y que siempre será mejor no seguir el que toma tu tío conservador.

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