El 8M es ese día en el que muchas de las mujeres tomamos las calles y las vestimos de púrpura, las calles se llenan de nuestra fuerza y nuestra resistencia con la de junto, en una digna rabia esperanzadora de que esos ríos serán los que consigan tumbar el sistema que nos oprime, que nos señala, nos viola y nos mata.
Hoy quiero recordar que a mi primera marcha me invito mi muy querida amiga y feminista Natalí Hernández, en ese entonces no eramos más que un pequeño puñado de mujeres con muchas ilusiones de ver cambios y yo como buena espectadora siempre me maraville de cómo se “hacia calle” y se tomaban poco a poco los espacios y hoy después de 10 años sigo marchando porque como versaría una canción feminista “no les vamos a ceder ni un cachito de calle”.
Este camino ha estado lleno de miel y hieles, hemos perdido amigas que eran como hermanas, nos han matado y arrebatado compañeras de lucha, sirva este pequeño espacio para recordarte Monzón porque “te extraño”. No se nos olvide que han hostigado y amedrentado a las nuevas generaciones en el afán de callarles pero ellas siguen caminando; y algunas hemos visto sufrir violencia, abuso, acoso, violaciones y derrame de ácido a amigas, así que, si bien es cierto que hoy me dará mucho gusto encontrarme con las amigas y hermanas de lucha, también me duele el alma por todo lo que aún se nos debe y lo que hemos perdido.
Seguramente el 9 de marzo las columnas no serán los logros de la convocatoria, sino la iconoclasia realizada en monumentos y paredes, a la que ustedes llaman vandalismo, pero no se han puesto a pensar que quien pierde una hija, una amiga, una hermana, lo único que le queda en este sistema es quemarlo todo, romperlo todo, porque metafóricamente quien ha perdido está rota y con rabia, que su exigencia es más grande que cualquier monumento.
Pero también es necesario puntualicemos que no todo puede quedarse en movilizaciones, porque si bien la marcha es poderosa, con energía, donde se resiste y se acuerpa, no debe parar solo ahí; a partir de ahí se debe articular, acuerpar, gestionar, cabildear, seguir haciendo espacios que nos permitan generar los cambios y de a poco ir tumbando ese sistema patriarcal que tanto nos pisotea.
Ahora bien quiero aclarar que tampoco podemos exigirle a ninguna mujer que marche, ni tacharla de que no le interesa lo que el movimiento consigue, y no hablemos de señalarla con el clásico “luego no te quejes” porque ellas, las que no marchan, ni deciden acompañar, no le deben nada a nadie; ni son gracias a las feministas, porque las feministas no somos la voz de nadie, somos nuestra propia voz en unísono de otras voces que juntas gritan más fuerte, pero que al mismo tiempo a veces debe aprender a callarse porque están llena de machismo, clasismo y/o racismo, llenas de odio, que lejos de arropar, solo violenta, como ejemplo claro los discursos de odio hacia las personas trans.
Y si algo debo reconocer es que no soy una buena Feminista pero hoy les digo a todas las mujeres, feministas o no, que busquen mujeres fuertes para hacerse amigas, para caminar juntas, para aprender de ellas, que mañana salgan a la calle y encuentren mujeres que las abracen cuando todo parece caer, busquen mujeres para que las inspiren, para colaborar con ellas, para apoyarse, para cuidarse, pero sobre todo busquen mujeres para que las iluminen con su presencia porque en este camino la Luz es más fuerte que las tinieblas.
Hoy habrá en Puebla 6 Marchas y aprovecho para recordarles que el feminismo nunca se trató de ser y de encontrar el manual de la perfecta Feminista, la marcha correcta o la feminista a la que debemos idolatar, a la mierda eso. Se trata de salir a las calles, de abrazarnos, de inspirarnos y de protegernos… así que hoy salgan, tomen las calles y acuerpense…