Posted inEl Cuarto Propio

Conducir es un privilegio, no un derecho

Conducir es un privilegio y nos obliga a respetar a los ciclistas
Conducir es un privilegio y nos obliga a respetar a los ciclistas

Cuando un privilegio te lo venden como derecho, el costo que se paga por él es muy caro. Tan caro que en las calles existen automovilistas, choferes y motociclistas que viven creyendo que saben manejar por el simple hecho de poder arrancar el vehículo en cuestión.

Para manejar no sólo es necesario conocer el vehículo en cuestión, debería ser también necesario:

Poseer una licencia de conducir y conocer el reglamento vial. Pero sobre todo, saber que no importando qué, no importando cómo, EL PEATÓN Y EL CICLISTA, siempre son primero.

No todo el mundo sirve para conducir, y eso no es una opinión sino una verdad demostrable: hay personas que no retienen conocimientos o no desarrollan destrezas o son incapaces de mantener un comportamiento mínimamente disciplinado en sociedad. Así que no. Conducir no es un derecho, ni debe ser percibido como tal.

Quienes vivimos en Puebla disfrutamos de una “ciclovía” mal diseñada. También de un espacio recreativo cada fin de mes para que la gente ocupe el espacio público. Ese que se les robó por una vorágine de coches que piensan que tienen todo el derecho sobre las vialidades.

Tengo 20 años manejando y aún recuerdo que me preparé tanto para mi examen de conducir, siempre imaginaba una prueba de manejo. Miles de leyes aprendidas y sobre todo un proceso que le hiciera saber a quién me expedía la licencia de chofer que sabía manejar, pero eso nunca paso. El proceso fue rápido y sin ningún problema, desde entonces, nada ha cambiado. Cada que renuevo mi licencia es más sencillo y eso ¡me parece preocupante!.

Nos guste o no, ese privilegio que nos da el tener un vehículo es a costa del derecho que tenemos todos como sociedad. A contar con transporte público eficiente y vías donde ciclistas y peatones sean nuestra prioridad, porque eso sí es un derecho.

No es la primera vez que un ciclista o peatón mueren por culpa de la imprudencia de un conductor. Por su irresponsabilidad y por su falta de pericia. Vivimos tan amarrados a un vehículo que olvidamos que manejar requiere nuestros 5 sentidos. Respetar los límites de velocidad y la pericia de siempre conocer que no es lo mismo ir a 40 kilómetros por hora y que salga alguien corriendo, porque podemos frenar, que ir a 80 y no conseguirlo. 

La última vez que decidí tomar una bici fue hace 4 años, sobre el boulevard 15 de mayo. Alguien me aventó el carro y caí, esta línea no será algo raro para ningún ciclista que me lea. Pareciera hasta “normal” haberlo vivido, porque quién está en el volante se convierte en una persona distinta. Como si el volante mismo les quitará esa capacidad de empatía y cuidado hacia los otros.

Lo sucedido el 30 de abril con Agustin y el día de ayer en la recta cholula,  es sin duda el reflejo claro de lo que se vive en la sociedad. Automovilistas violentos y agresivos, que bajo la impunidad y el privilegio se saben intocables. Un Estado incapaz de garantizar seguridad y la impartición de  justicia,  carente de políticas públicas que apoyen a los menos privilegiados. Una población vulnerable que la única forma de defensa que tiene es la digna rabia.

Si usted como yo es un conductor que alguna vez se estacionó en doble fila, no respetó un semáforo, aceleró para pasarse la preventiva, no cedió el paso a algún peatón, se estaciono mal, excedió los límites de velocidad, vuelva a pensarlo dos veces antes de hacerlo, porque su nula empatía y su enorme privilegio le nubla la visión de que el peatón y el ciclista le deben respeto.

Recuerden que el privilegio es conducir un vehículo, no caminar o usar la bicicleta, porque en este lugar donde vivimos, pareciera que un coche vale más que todas las vidas humanas que se hayan perdido en accidentes.

Nos leemos, la siguiente columna.