Que tal estimados lectores, los saludo con el gusto de siempre, en donde el análisis político de la realidad de hoy, parece estar centrada en el futurismo, no en el presente político y social que nos aqueja a los ciudadanos, que es lo que pudiera llegar en nuestro país o a nuestro estado de Puebla, porque el destino, ese cruel designio que uno fabrica en su libre albedrio, tiene una frase que dice: “Dios no cumple antojos ni endereza jorobados”, por eso es sabio.
Así que el factor destino no hará milagros, ni tampoco enderezará la realidad de nadie, a cada uno de nuestros actuales pretendientes políticos le llegará solo su realidad, que unos aceptarán con beneplácito, otros acatarán con muinas. Unos más fingirán dignidad para aceptar la derrota, otros más atrevidos ejercerán su sagrado derecho a patalear.
Pero se aguantarán, para ser la aventurera que venderá más caro su amor, como marca el canon del viejo régimen, que sigue presente en el “nuevo régimen” ya que es sabido que es el heredero de ese odiado pasado. También podremos ver al que está seguro de su camino, que tratará de emular a Julio Cesar, cruzará el Rubicón de la política nacional o estatal según sea el caso, para aceptar que su suerte está echada y si su destino esta marcado, para así llegar a ser el nuevo líder de la república o del Estado, según sea el caso particular ya sea en cualquiera de las esferas señaladas.
Pero es importante que todo lo anterior, no lo podemos simplificar a la realidad política de los viejos tiempos, en los que la vida ya tenia un señalamiento preciso en la ruta del desemboco del poder, hoy la mezcla es diferente, porque no tendremos presente en las urnas al gran remolcador del partido oficial, lo tendremos en campaña, eso es seguro, tampoco seamos ingenuos; pero no en calidad de candidato; si en calidad de Presidente, algo que no habíamos visto en la vida política contemporánea, no pasaba como diría el aludido, desde las épocas de Don Porfirio, esta vez lo veremos, viviremos y las consecuencias las padeceremos; porque no hay que ser gurú o clarividente, para saber que lo que resulte en el proceso electoral, es lo de menos, el problema no será la elección, sino las consecuencias de la misma.
Pensemos sin pasiones en lo dicho en el párrafo anterior, hoy en Latinoamérica se ha venido presentando un fenómeno especial en cuanto a la medición de la intención del voto, principalmente en los últimos procesos electorales.
En donde las encuestas señalan a un claro ganador por más de 10, 20 o 30 puntos, pero el día de la elección, se ve reducida o sobrepasada por la realidad electoral, cambiando totalmente el resultado proyectado.
Como ha sucedido en Brasil, Colombia y Chile, en donde se pensaba que la izquierda arrasaría, cosa que no sucedió, se han visto obligados a segundas vueltas con triunfos marginales, si este fenómeno se presenta en nuestro país en la elección de EDOMEX, esta será una señal de alerta máxima para el oficialismo, más si se concreta una derrota de la Candidata de Palacio Nacional que es Delfina Gómez, ya que pensando en el escenario de 2024 nuestro sistema electoral, tiene la peculiaridad de designar ganador de la contienda al porcentaje mayor y no al que obtiene una mayoría, entonces veremos que el mapa y las formas políticas tendrán que cambiar, ya que aunque el oficialismo retenga el ejecutivo o la oposición por obra de la manifestación ciudadana o algún efecto electoral momentáneo logre el triunfo, no se tendrá un legislativo o integración de ejecutivos estatales uniformes, entonces veremos los siguientes escenarios, un naufragio de origen, otro de incapacidad o el peor de todos, el fracaso de una clase política para gobernar un país que la ciudadanía diseñe en la pluralidad, para impedir que la democracia se dañe por capricho personal, tal como en la presente etapa política de México hemos visto, en donde se ha impuesto el equilibrio de la ley no como contrapeso del poder, sino como garante y resultado del nobel pero efectivo sistema democrático mexicano.
Sin duda en esta entelequia llamada Cuarta Transformación por el hoy Pdte. López Obrador, en su agonizante sexenio, nos ejemplifica que esa frase de Octavio Paz que dice “Los presidentes mexicanos son dictadores constitucionales, no caudillos.” sigue siendo una realidad, porque sabemos los ciudadanos que el verdugo desde el poder lo elegimos por 6 años, que todo tiene un fin, solo que como nunca antes, hemos visto que hoy el poder enfrenta la resistencia que dio origen a su posibilidad de mandar, pero con un voto presente y una participación que en los últimos años los ciudadanos demostramos tener como arma infalible contra la partidocracia, la preferencia ciudadana, así sea su propia victimaria social por un arrebato político, está por encima de cualquier voluntarismo de intento de salvador de la patria o Presidente que se sienta por encima de la fulminante regla que tenemos los mexicanos, terminas y te vas.
Como dirían en mi pueblo, cantado vale doble y no hacer caso a que la ciudadanía, como en otras latitudes democráticas incluso usa los mismos sondeos que refuerzan al grupo en el poder en su contra, no este sucediendo o por suceder en México, nos arroje un resultado sorpresivo en 2023 y por consecuencia una inusitada pluralidad en 2024 que haga realidad ese escenario pronosticado, ya que además tenemos antecedentes sociales como se ha visto en las últimas dos manifestaciones de la sociedad civil, no se necesite de los partidos para lograr un impacto político, sino que para impactar los partidos necesiten de una sociedad civil que por sí misma vea y rechace las prácticas políticas dañinas en el interior de sus dirigencias, que después trasladan a la sociedad.
Les deseo una excelente semana, que sea de éxito, reflexión y de pendiente social en la clase política que sean del color que sean, aunque son nuestra autoridad, también son nuestros empleados, dudas o comentarios, les comparto mis redes sociales:
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