Las madres buscadoras han recibido amenazas directas de violencia, advirtiéndoles que si no abandonan la búsqueda, enfrentarán graves represalias.
Las madres buscadoras, mujeres que han dedicado su vida a rastrear a sus hijos y seres queridos desaparecidos, enfrentan amenazas y persecuciones.
Desde la revelación del caso Teuchitlán, donde se hallaron restos humanos en un rancho presuntamente vinculado al crimen organizado, han sido blanco de amenazas de muerte, campañas de desprestigio y criminalización.
Grupos delictivos y actores políticos buscan desacreditarlas, acusándolas de fabricar evidencias o de difamar a las autoridades, lo que ha aumentado el riesgo para quienes se niegan a dejar de buscar.
ÚNETE A NUESTRO CANAL DE WHATSAPP
A través de redes sociales, reciben mensajes de odio que justifican la desaparición de sus seres queridos y minimizan su lucha.
Además, han sido víctimas de atentados e intimidaciones directas para que abandonen su labor.
Sin embargo, a pesar del miedo y la violencia, estas mujeres continúan desenterrando la verdad en un país donde el número de desaparecidos sigue en aumento y las respuestas del Estado son insuficientes.
Crimen y políticos contra las madres buscadoras
Colectivos de búsqueda denuncian que grupos criminales y actores políticos han intensificado una campaña de amenazas y desprestigio contra ellas.
La revelación de nuevos hallazgos de fosas clandestinas y centros de tortura ha provocado una reacción violenta en su contra, con amenazas de muerte y criminalización de su labor.
Redes sociales: un campo de batalla hostil hacía las madres buscadoras
En plataformas digitales, los ataques han aumentado. Mensajes que desacreditan su labor o que justifican la desaparición de sus seres queridos son cada vez más comunes.
Además, han recibido amenazas directas exigiendo que abandonen la búsqueda o sufran represalias.
“Nos quieren callar para que no sigamos revelando lo que ocurre en este país”.
Laura, rastreadora de Jalisco.
“Nos acusan de sembrar pruebas”
Las madres buscadoras aseguran que la estigmatización también proviene de políticos y autoridades que intentan desacreditarlas. “Dicen que nosotras ponemos las evidencias y que inventamos historias. Eso nos pone en un peligro mayor”, denuncia María Isabel Bernal, de Sabuesos Guerreras.
El caso Teuchitlán: un parteaguas de violencia
Desde la revelación de los horrores en Teuchitlán, Jalisco, el acoso ha escalado. María, cuyo hijo desapareció en 2017, fue amenazada tras los hallazgos en el rancho Izaguirre. “Nos dicen que nos van a matar si seguimos buscando, pero el miedo no nos detendrá”, sentencia.
“Nos acostumbramos a las amenazas, pero no a la impunidad”
Cecilia Patricia Flores, líder de Madres Buscadoras de Sonora, exige un alto a la persecución. “Solo queremos encontrar a nuestros hijos, no hacer justicia ni señalar culpables”, enfatiza. A pesar del peligro, las buscadoras siguen adelante, con la esperanza de dar voz a quienes el Estado ha olvidado.