El hallazgo de un presunto crematorio clandestino en las inmediaciones de las alcaldías Iztapalapa y Tláhuac, en la Ciudad de México, desencadenó un debate político y social sin precedentes. El jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Martí Batres, calificó el descubrimiento como un “montaje frustrado” durante una conferencia matutina, sosteniendo que se trató de un intento de lucro político con el dolor humano.
Según Martí Batres, la Fiscalía capitalina concluyó que los restos óseos encontrados eran de origen animal, desacreditando así el supuesto crematorio.
“Es entonces un montaje lo que vimos, y podemos decir que fue un montaje frustrado, respetamos la labor, la auténtica labor de quienes trabajan buscando personas desaparecidas, pero en este caso lamentablemente se buscó lucrar con el dolor humano y con una causa justa, lamentablemente se lucró”, declaró Batres.
Sin embargo, la madre buscadora Ceci Flores, quien reportó inicialmente el presunto crematorio, defendió su descubrimiento y denunció la falta de apoyo de las autoridades.
A través de videos en redes sociales, mostró evidencia del lugar, incluyendo identificaciones de mujeres y libretas de niños encontradas en el sitio.
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Las declaraciones del presidente Andrés Manuel López Obrador añadieron más leña al fuego, al acusar a quienes cuestionan el hallazgo de pertenecer al “bloque conservador” y de traficar con el dolor humano. Aunque matizó sus comentarios, pidiendo no centrar toda la atención en Ceci Flores.
El caso generó un intenso debate sobre la transparencia y la manipulación política en la Ciudad de México, dejando muchas preguntas sin respuesta y sembrando dudas sobre la integridad de las instituciones encargadas de investigar estos eventos tan sensibles.
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