En la madrugada del 28 de agosto de 2024, México fue escenario de una serie de movimientos sísmicos en varias regiones, destacando los estados de Oaxaca, Guerrero, y Chiapas.
Aunque la mayoría de los sismos fueron de magnitud moderada, sus epicentros y profundidades variaron, afectando zonas rurales y costeras.
El sismo más reciente ocurrió a las 04:26 horas, con una magnitud de 3.7. Este tuvo su epicentro 38 km al este de Unión Hidalgo, Oaxaca, con una profundidad de 98.6 km.
A pesar de su lejanía, las comunidades cercanas lo sintieron, aunque no se reportaron daños significativos.
Otro evento notable ocurrió a las 03:35 horas, con una magnitud de 3.5, a 87 km al sureste de Salina Cruz, Oaxaca.
Este sismo, con una profundidad de apenas 10.8 km, fue más superficial, lo que causó que se percibiera con mayor intensidad en zonas cercanas.
El estado de Guerrero también experimentó actividad sísmica significativa, con un temblor de magnitud 3.1 registrado a las 03:14 horas, a 22 km al sureste de San Marcos, con una profundidad de 28.3 km.
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Además, a las 02:49 horas, se registró otro temblor en Guerrero de magnitud 3.5, 19 km al sureste de Ciudad Altamirano.
Chiapas, conocido por su actividad sísmica frecuente, registró un sismo de magnitud 3.8 a las 02:21 horas, a 120 km al suroeste de Ciudad Hidalgo, con una profundidad de apenas 9.9 km.
Guerrero y Chiapas fueron escenario de temblores
Cabe destacar que, en total, durante las primeras horas del 28 de agosto, se reportaron más de 15 sismos en diferentes partes del país.
Entre ellos, un sismo de magnitud 3.9 a las 00:36 horas, ubicado 110 km al sureste de Salina Cruz, Oaxaca, y otro de 3.8 a las 00:29 horas, 35 km al suroeste de Pijijiapan, Chiapas.
Las autoridades de protección civil continúan monitoreando la actividad sísmica en el país, recordando a la población la importancia de mantener las medidas de seguridad, ya que México, al encontrarse en una zona altamente sísmica, es propenso a estos fenómenos naturales.
Hasta el momento, no se han reportado daños graves ni víctimas. Sin embargo, se mantiene la vigilancia en las áreas más cercanas a los epicentros para asegurar que las infraestructuras no hayan sufrido daños estructurales.