El 21 de septiembre de 2024, México experimentó una serie de sismos, destacando un temblor de 4.4 grados de magnitud ocurrido a las 02:48 horas, localizado a 7 kilómetros al suroeste de Matías Romero, Oaxaca, a una profundidad de 99.7 kilómetros.

Este movimiento telúrico es parte de una jornada marcada por múltiples sismos, especialmente en Baja California Sur, donde se registraron varios temblores menores en San José del Cabo.

Entre los sismos más significativos se incluyen:

3.8 grados a las 03:05, a 23 km al sur de Ciudad Altamirano, Guerrero, a 48.3 km de profundidad.

3.7 grados a las 00:41, 77 km al sur de Ciudad de Armería, Colima, a 16.1 km de profundidad.

En total, se registraron más de veinte temblores a lo largo del día, con concentraciones notables en San José del Cabo.

El 21 de septiembre de 2024, México experimentó una serie de sismos

La mayoría de estos temblores fueron de baja magnitud, lo que minimizó el riesgo para la población.

Sin embargo, la repetición de estos eventos puede generar inquietud entre los habitantes, quienes han sido testigos de un aumento en la actividad sísmica en los últimos meses.

Además, a las 07:21:04, un sismo de magnitud 1.5 fue reportado a 113 km al suroeste de Ciudad Hidalgo, Chiapas, lo que indica que la actividad no se limitó al occidente del país, sino que se extendió a otras regiones.

Este evento, aunque de menor intensidad, es un recordatorio de que México se encuentra en una de las zonas más sísmicamente activas del mundo.

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Las autoridades de protección civil han instado a la población a mantener la calma y estar alerta ante la posibilidad de réplicas. Los sismos, aunque frecuentes, son una parte integral de la geología mexicana.

Los expertos señalan que es crucial que las comunidades estén preparadas, tanto en términos de educación sobre qué hacer durante un temblor como en la implementación de medidas de seguridad en edificaciones.

El monitoreo constante por parte del Servicio Sismológico Nacional (SSN) permite un seguimiento detallado de la actividad sísmica, proporcionando información oportuna que es fundamental para la seguridad de la población.

La combinación de tecnología avanzada y preparación comunitaria puede ser la clave para minimizar el impacto de los temblores en México.

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