Antes de que la prensa y colectivos pudieran acceder al Rancho Izaguirre, autoridades “limpiaron” la escena, retirando prendas y restos humanos que antes habían sido localizados.

Por orden de la Fiscalía General de la República, la Fiscalía de Jalisco permitió ayer el ingreso de colectivos y medios de comunicación al Rancho Izaguirre, en Teuchitlán, señalado como un campo de exterminio y centro de adiestramiento del crimen organizado.

“Como si fuera un museo”, así luce el Rancho Izaguirre

Sin embargo, Karina Nova Cacho, integrante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, denunció que el sitio fue limpiado por las autoridades antes de la llegada de los buscadores.

Aseguró que, aunque previamente se habían encontrado prendas y restos humanos, todo había sido removido. “Más que una aportación a la investigación, la visita se sintió como un recorrido por un museo”, criticó.

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Karina Nova Cacho, integrante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, criticó que la visita al rancho no sirvió para contribuir a las investigaciones, sino que se convirtió en un montaje.

“Está acordonado el campo de reclutamiento, como si fuéramos a un museo, a un zoológico, a un tour. Lo que encontramos ya estaba tapado. Lo único nuevo es que ya no hay ni una sola prenda, todo limpiaron, todo se llevaron”, denunció.

Acceso restringido al rancho Izaguirre y sin explicaciones

Durante la jornada, los colectivos se encontraron con controles de acceso, mesas de registro y nula información oficial sobre el aseguramiento del rancho.

“No nos explicaron qué habían hecho antes de permitirnos entrar. Pero lo que está claro es que no querían que viéramos lo que había aquí”, reclamaron los buscadores.

Omisiones en la excavación

Los familiares de personas desaparecidas también denunciaron omisiones en los trabajos de excavación y la falta de acceso a zonas clave del inmueble.

Una madre buscadora, entre lágrimas, golpeó el suelo de una habitación donde previamente se habían encontrado cientos de prendas y calzado. “Mira, ven, tócale aquí, mira cómo suena, está hueco”, exigió que se excavara el área.

¿Fosa ignorada?

Las mujeres presentes aseguraron que el punto se sentía hueco y que podría tratarse de una fosa clandestina.

“Pedimos una pala, pero nadie nos escuchó”, denunciaron. Según su experiencia, la zona debería haber sido analizada antes de abrir el rancho a los colectivos.

Las familias continúan exigiendo justicia y transparencia en un lugar que, según denuncias previas, era utilizado como campo de exterminio y adiestramiento por el crimen organizado. Pero ahora, temen que la “limpieza” haya borrado pruebas clave.

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