El asesinato del jefe de escoltas del alcalde de San Marcos dejó al descubierto la violencia que persiste en Guerrero.
El cuerpo de la víctima, identificada como Eduardo Bello Valente, fue encontrado decapitado en la parte trasera de una Bodega Aurrera ubicada en el municipio de la Costa Chica de Guerrero.
Con un picahielo clavaron sobre su pecho, una narcomanta con el siguiente mensaje:
“Avanza la limpieza de extorsionadores, secuestradores y traidores”
Este acto atroz no sólo generó indignación, sino también preocupación por el incremento de la violencia y la inseguridad en Guerrero.
Con seis aspirantes asesinados entre septiembre de 2023 y el pasado 28 marzo, dos de ellos en una misma semana en Chilapa, el estado es el más peligroso para aspirar a un cargo público aún cuando las campañas para alcaldías arrancan formalmente el 20 de abril y las de diputados locales comenzaron el 31 de marzo.
Incertidumbre y Temor: ¿Quién está detrás de los ataques?
No es la primera ocasión que aparecen narcomantas con amenazas a extorsionadores y secuestradores en San Marcos.
En julio de 2022 las autoridades descolgaron de un puente dos cuerpos y una narcomanta similar.
Los criminales ofrecían disculpas, pero advertían que no había opción para terminar con los lacrosos que roban, extorsionan y matan.
“La familia es sagrada y no se toca”, se leía también en el narcomensaje de hace dos años dejado en una zona de Guerrero.
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Aquí operan: Los Rusos, uno de los brazos armados del Cártel de Sinaloa, La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA), Los Añorve, Los Carrillo y Los Ardillos, según información de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
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