Donald Trump, a tan solo dos semanas de asumir nuevamente la presidencia de Estados Unidos, volvió a atraer los reflectores con una de esas polémicas declaraciones que lo caracterízan y que ya genera reacciones en el ámbito político y social. En una rueda de prensa ofrecida desde su residencia en Mar-a-Lago, el mandatario norteamericano electo afirmó que le gustaría cambiar el nombre del Golfo de México por el de Golfo de América.
Donald Trump acaba de anunciar tres cosas.
— Armando Guzman (@Armandoreporta) January 7, 2025
1- Que México está siendo gobernado por los carteles, 2- Que va a recoger las inversiones estadounidenses y
3- Que cambiará el nombre al Golfo de México por El g
Golfo de América – quiere decir el Golfo de Estados Unidos, escúchenlo! pic.twitter.com/gUa6JsIm8Z
“Le vamos a cambiar el nombre al Golfo de México por el Golfo de América, que tiene un lindo sonido. Es lo apropiado. Y México tiene que parar de dejar entrar a millones de personas a nuestro país”, declaró Trump.
Estas palabras, cargadas de su característico tono nacionalista, llegaron acompañadas de críticas hacia el gobierno mexicano, al que acusó de estar “dirigido por cárteles del narcotráfico” y de ser incapaz de detener el flujo migratorio hacia territorio estadounidense.
La propuesta carece de sustento legal
A pesar de la contundencia con la que Trump expresó su intención, cambiar el nombre del Golfo de México no es un proceso tan simple como una orden presidencial unilateral.
Los nombres de accidentes geográficos, especialmente aquellos compartidos por varios países, están reconocidos por organismos internacionales como la Organización Hidrográfica Internacional (OHI) y, en muchos casos, están profundamente arraigados en la historia y la cultura de las regiones a las que pertenecen. Intentar modificarlo implicaría complejos procedimientos legales y diplomáticos, así como el consenso de las naciones involucradas.
El Golfo de México debe su nombre a su ubicación geográfica y su relación histórica con la región. Durante la época de la exploración europea en el siglo XVI, los conquistadores españoles lo denominaron así por ser una extensión de las costas mexicanas, que para ese entonces formaban parte del Virreinato de la Nueva España. Este nombre ha perdurado a lo largo de los siglos, convirtiéndose en una referencia cultural y geográfica clave.
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La propuesta de Trump no solo toca fibras históricas, sino que también se alinea con su narrativa habitual de endurecimiento hacia México. Entre sus otras declaraciones recientes están la idea de declarar a los cárteles mexicanos como organizaciones terroristas, imponer aranceles del 25% a productos mexicanos y eliminar el derecho a la nacionalidad estadounidense por nacimiento. Además, ha llegado a sugerir la anexión de México y Canadá como parte del territorio de Estados Unidos.
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La importancia del Golfo de México
Más allá de las controversias políticas, el Golfo de México ha sido durante siglos un punto de conexión entre culturas, economías y ecosistemas. Su importancia va mucho más allá de un nombre; representa una región compartida por tres países –México, Estados Unidos y Cuba–, y es hogar de una biodiversidad única y de comunidades que dependen de sus recursos naturales.
La propuesta del cambio de nombre revelada por Trump podría quedar solo como una provocación mediática.