Acaxochitlán, un pueblo enclavado en la sierra hidalguense, se encuentra en medio de una ola de tristeza e incertidumbre tras la reciente detención de Ismael “El Mayo” Zambada. La captura de uno de los líderes más icónicos del narcotráfico mexicano no solo marca un golpe significativo en la lucha contra el crimen organizado, sino que también resuena profundamente en esta comunidad, que ha visto su vida entrelazada con la historia de los Zambada García por décadas.
La noticia cayó como un balde de agua fría entre los habitantes de este pueblo de origen nahua, donde el apellido Zambada no es solo sinónimo de poder, sino también de empleo y generosidad. Los recuerdos de Jesús Reynaldo Zambada García, conocido como “El Rey”, han resurgido con fuerza. Sus fincas, Los Alpes y Quinta Paloma, antes lugares prósperos y llenos de vida, ahora yacen en ruinas, abandonadas tras la caída de su dueño en 2008.
Un “Rey” en las montañas
María Felipa, una anciana de aproximadamente 70 años, recuerda con claridad los días de gloria de Los Alpes. “El Rey”, como le decían, era visto por muchos como un benefactor.
“Tenía peones, hartos peones, le decían ‘El Rico’, por eso. Aquí estaba la porquera, tenía puercos, a veces nos regalaba en Navidad o para alguna fiesta”, narra mientras observa las ruinas de la finca donde sus hijos y su suegro alguna vez trabajaron.
La finca de Jesús Zambada no solo fue un refugio para él, sino también un motor económico para la comunidad. A pesar de las actividades ilícitas con las que estaba involucrado, para muchos en Acaxochitlán, Zambada representaba un patrón generoso, que daba empleo y mantenía la economía local en movimiento.
“El Rey” bueno de Acaxochitlán
José, otro habitante de Acaxochitlán, describe a “El Rey” como “muy buena gente”. Recuerda con nostalgia cómo el capo organizaba eventos para la comunidad, regalando cerdos y otros animales para las festividades locales.
“La gente de aquí lo quería mucho, querían mucho al señor. No sabía que así de malo era, nada”, asegura, reflejando la dualidad con la que muchos pobladores ven a Zambada.
Amelia, por su parte, recuerda cómo Zambada ayudó a su cuñado dándole trabajo cuando este ya no podía desempeñar labores más exigentes.
“La verdad que para nosotros ‘El Rey’ era bueno. Allí nunca se supo que hubo droga, ahí hubo trabajo y pagaba bien”, comenta, haciendo eco de los sentimientos de muchos en la comunidad.
El ocaso de un Imperio
Tras la detención de Jesús Zambada en 2008, las fincas que alguna vez fueron símbolo de prosperidad quedaron en el olvido. Los bienes fueron retirados por las autoridades, y lo poco que quedaba fue saqueado por los pobladores en busca de algún beneficio. Hoy, los terrenos sirven únicamente para el pastoreo de borregos y vacas, una sombra de lo que alguna vez fue.
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La reciente captura de “El Mayo” Zambada ha revivido viejos temores y recuerdos en Acaxochitlán. La caída de los Zambada marca el final de una era, pero también deja a la comunidad enfrentando un futuro incierto, donde las sombras del pasado siguen acechando y donde la pregunta persiste: ¿Qué pasará ahora con el pueblo que alguna vez vivió bajo el manto protector de un narcotraficante?
¿Dónde está Acaxochitlán?
Acaxochitlán es uno de los ochenta y cuatro municipios que forman el estado de Hidalgo, en México. Este municipio no solo es rico en cultura e historia, sino que también cuenta con una geografía única que lo distingue en la región y es un pueblo mágico.
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El municipio colinda al norte, este y sur con el estado de Puebla, mientras que al sur también limita con el municipio de Cuautepec de Hinojosa. Al oeste, Acaxochitlán comparte fronteras con los municipios de Cuautepec de Hinojosa, Tulancingo de Bravo, Metepec, y nuevamente con el estado de Puebla.
Mientras las autoridades celebran la captura de uno de los líderes más buscados del mundo, en las montañas de Hidalgo, la gente aún se debate entre el dolor por la pérdida de un benefactor y la esperanza de un futuro mejor, libre de las cadenas del narcotráfico.
Cortesía: El Universal.
