La recién nombrada titular de la Comisión de Derechos Humanos de Puebla (CDH), Rosa Isela Sánchez, se pronunció en contra de la propuesta del gobernador electo, Alejandro Armenta Mier, de aplicar la “castración química” como sanción para los agresores sexuales en la entidad.

Sánchez calificó esta medida como cruel, inhumana y degradante, además de ser una violación a los derechos humanos.

Rechaza Rosa Isela Sánchez la castración química

En un mensaje publicado en su cuenta de X la funcionaria expresó que, aunque comparte la indignación que provocan los delitos sexuales y mostró su solidaridad con las víctimas, no está de acuerdo con penas que vulneren la dignidad e integridad de las personas, tanto física como mentalmente.

“La @CDHPuebla se pronuncia en contra de considerar la castración química como sanción, pues su implementación es un trato cruel, inhumano y degradante, violatorio de derechos humanos”, expresó Sánchez.

Este rechazo de la titular de la CDH se da en respuesta a la propuesta que Armenta retomó este 12 de noviembre.

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El gobernador electo había impulsado esta iniciativa hace cinco años como senador, aunque fue rechazada a nivel federal por ser considerada una violación a los derechos humanos.

Sin embargo, Armenta indicó que buscará nuevamente presentar la propuesta ante el Congreso local.

Con el objetivo de que Puebla sea la primera entidad en aplicar esta medida para quienes sean condenados por delitos sexuales.

En sus declaraciones, Armenta reafirmó su compromiso de atacar con firmeza los delitos sexuales, especialmente aquellos contra mujeres y niños.

“Vamos con todo, eh, contra quienes violenten a las mujeres y a los niños y voy a proponer desde Puebla la castración sexual contra los delincuentes sexuales”, expresó, asegurando que a pesar de las críticas, la propuesta será impulsada a nivel estatal.

¿Qué es la castración química?

La castración química es un procedimiento médico que utiliza fármacos para inhibir la función sexual de una persona.

Reduciendo o eliminando temporalmente su deseo y capacidad para tener erecciones.

A diferencia de la castración quirúrgica, que implica la extirpación de los testículos, la castración química no requiere cirugía, sino medicamentos que afectan el sistema hormonal.

Los medicamentos utilizados para este proceso incluyen agonistas de la hormona liberadora de gonadotropina (GnRH), que disminuyen la producción de testosterona.

Si bien algunos defienden su uso como medida para prevenir la reincidencia en agresores sexuales.

La castración química es considerada una medida controvertida desde el punto de vista de los derechos humanos.

Su imposición sin el consentimiento total de la persona puede ser vista como una forma de tortura psicológica, contraviniendo principios fundamentales de dignidad y libertad personal.

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