En una conmovedora muestra de devoción y tradición, el arzobispo de Puebla, Víctor Sánchez Espinosa, junto con el gobernador Sergio Salomón Céspedes Peregrina, lideraron la Procesión del Viernes Santo en la ciudad.

Acompañados por el presidente municipal, Adán Domínguez, dirigieron el cortejo que congregó a miles de fieles en las calles de la capital poblana.

Procesión de Viernes Santo

A pesar de su delicado estado de salud tras recientes cirugías, el arzobispo Sánchez participó en el evento religioso, siendo transportado en un vehículo especial.

La emotividad del momento se palpaba en el ambiente, con lágrimas en los ojos de los devotos mientras lanzaban porras al Niño Doctor de Tepeaca, al Señor de las Maravillas y otras imágenes veneradas.

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La procesión, que partió del atrio de la Catedral de Puebla con dirección al Paseo Bravo, contó con la presencia de ocho imágenes de gran significado para la comunidad católica, entre ellas el Niño Doctor de Tepeaca, Jesús Nazareno y la Virgen de la Soledad.

Los fieles expresaron su gratitud por los milagros concedidos en temas de salud, economía y trabajo.

El evento, que reunió a personas de todas las edades, se destacó por su profunda carga emocional y espiritual, consolidándose como una de las manifestaciones más importantes de la Semana Santa en Puebla.

La presencia y liderazgo del arzobispo Víctor Sánchez, a pesar de sus limitaciones físicas, inspiró a la comunidad y reafirmó la importancia de la fe en tiempos difíciles.

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