El día de hoy, la Recta a Cholula se convirtió en el epicentro de un caos vial descomunal, como consecuencia de una manifestación liderada por la Unión de los Pueblos y Fraccionamientos.
Los participantes, en un acto de protesta enérgica, exigieron el cierre permanente del controvertido relleno sanitario de la zona y la preservación del agua.
Desde el pasado 9 de abril, el relleno sanitario de Cholula se encuentra temporalmente clausurado por la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (PROFEPA). Sin embargo, esto no ha calmado los ánimos de los manifestantes, quienes desde el 21 de marzo han mantenido el lugar bajo su control.
La manifestación, que tuvo su inicio en el plantón del propio relleno sanitario, se trasladó posteriormente a la Recta a Cholula, generando un bloqueo que ha afectado significativamente a los conductores que transitan por la zona.
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La situación ha alcanzado tal magnitud que incluso ha llegado a la Secretaría del Medio Ambiente, donde los manifestantes se mantienen firmes en su demanda.
Los pobladores de San Andrés Calpan se han unido a la causa, cerrando la Recta a Cholula a la altura de la Secretaría de Medio Ambiente, exigiendo la clausura definitiva del relleno sanitario intermunicipal que presta servicios a 22 municipios de la región.
La clausura temporal del relleno sanitario intermunicipal, ordenada por la Profepa el pasado 9 de abril, no ha sido suficiente para satisfacer las demandas de los habitantes de Calpan, quienes argumentan que los daños causados por el lugar requieren una acción más drástica.
Los manifestantes, llegados en camionetas y tractores, han dejado en claro que no abandonarán su posición hasta obtener garantías de las autoridades de que el relleno sanitario dejará de funcionar de manera permanente.
Alegan que el sitio está contaminando los mantos acuíferos y causando serios problemas de salud.
Incluso, haciendo gala de determinación y en un acto de desesperación, algunos manifestantes han hecho sonar música de banda para hacer oír sus reclamos con mayor fuerza.
Se quejan de que desde la inauguración del lugar en 2016 no han recibido ningún beneficio, y deben soportar los malos olores, la presencia de fauna nociva y una invasión de moscas que emanan de los desechos acumulados.
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