La marcada línea que divide el territorio agrícola del crecimiento urbano desproporcionado ha generado una serie de impactos negativos en la comunidad de San Andrés Cholula.

Un proyecto inmobiliario conocido como Lomas de Angelópolis ha provocado la apropiación de alrededor de mil 500 hectáreas de suelo

Anteriormente pertenecían a ejidatarios, convirtiéndose en la zona con mayor expansión inmobiliaria en Puebla.

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Se ha perdido el 50% del suelo agrícola

Este desplazamiento ha resultado en la pérdida de aproximadamente el 50 por ciento del suelo agrícola de la zona, disparando los impuestos inmobiliarios para los habitantes originarios y afectando su forma de vida, quienes en su mayoría se dedicaban a trabajar en el campo.

Ante esta situación, un crecimiento inmobiliario sin control ha generado afectaciones sociales, culturales y medioambientales en la región, según académicos y autoridades locales.

La expansión desmedida del proyecto Lomas de Angelópolis ha generado la segregación de los habitantes del municipio, impactando negativamente la disponibilidad de agua potable y alterando la forma de vida de los pueblos.

Los pobladores originarios han visto cómo sus antiguas tierras de cultivo se transforman en hogares para personas con alto poder adquisitivo, lo cual ha generado tensiones en la comunidad.

Situación alarmante desde 2019

En respuesta a esta situación, en 2019 surgió Cholultecas Unidos en Resistencia, un movimiento conformado por habitantes originarios que ha buscado detener temporalmente la expansión inmobiliaria a través de amparos judiciales.

Su objetivo es preservar su patrimonio y garantizar un lugar para vivir a las futuras generaciones. Sin embargo, la lucha continúa, ya que el movimiento ha enfrentado obstáculos en su búsqueda de justicia y equidad.

Los siete pueblos originarios de San Andrés, incluyendo San Bernardino Tlaxcalancingo, San Antonio Cacalotepec, San Rafael Comac, San Francisco Acatepec, Santa Maria Tonantzintla, San Luis Tehuiloyocan y la cabecera municipal, son los principales afectados por esta expansión inmobiliaria.

Han sido discriminados y despojados

La discriminación por identidad y condición social se ha vuelto evidente, según denuncia Alejandro Cuautlehuatl, integrante de Cholultecas Unidos en Resistencia.

Además de la exclusión social, los habitantes originarios también han enfrentado restricciones en sus actividades económicas tradicionales.

Se les ha prohibido tener animales, como vacas o cerdos, argumentando que generan olores y molestias para los nuevos residentes.

Sin embargo, para muchos de estos habitantes, la cría de animales ha sido una fuente vital de sustento, lo cual ha llevado a tensiones y conflictos entre las comunidades.

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