Rafita desapareció en 2020. Su madre lo buscó incansablemente y pidió catear la casa del padre, pero la Fiscalía ignoró su petición.

Rafita tenía 12 años y cinco meses cuando desapareció en octubre de 2020. Su padre, Alfredo, aseguró que “se lo robaron” cuando fue a la tienda, pero los vecinos afirmaron que nunca vieron salir al menor, y que sufría violencia en ese domicilio.

Teresa denunció desde el primer día y exigió un cateo en la casa del padre, ubicada en la colonia Playas del Sur, Puebla. La respuesta fue burocrática: “eso lleva tiempo”, le dijeron los agentes ministeriales. Nunca se hizo.

Teresa lo dijo desde el inicio: “Ahí está mi hijo” y nadie la escuchó

Cuando su hijo dejó de comunicarse, Teresa sospechó. Alfredo siempre tenía una excusa: que se estaba bañando, que ya dormía, que no quería hablar.

Después, un día cualquiera, el niño llamó para decir que no quería verla más y que se quedaría con su papá. Nunca más supo de él.

El 7 de octubre de 2020, en plena pandemia, acudió a la Fiscalía para denunciar su desaparición.

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En la Fiscalía Especializada en Delitos Sexuales no la atendieron. La denuncia solo procedió cuando la interpuso el padre. Se emitió una ficha de búsqueda, pero nunca se cateó el domicilio donde hoy hallaron los restos.

Cinco años ignorada: encuentran huesos de Rafita donde su madre siempre señaló

Cinco años más tarde, el 14 de abril de 2025, durante un cateo finalmente ejecutado en la misma casa que Teresa señaló desde el inicio, hallaron restos óseos en estado de descomposición. Ya sin tejidos, el cuerpo reducido a huesos estaba en la vivienda del padre.

Ahora, los restos serán analizados para confirmar si pertenecen a Rafael. Pero para Teresa, y para muchos, la verdad siempre estuvo ahí. El niño nunca salió de esa casa.

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