Este viernes 13 de diciembre de 2024, termina el “sexenio maldito” en Puebla, marcado por tragedias, cambios de mandatarios y una grave crisis de seguridad.

El sexenio que hoy termina en Puebla fue uno de los más inestables y trágicos en la historia del estado.

Todo comenzó en diciembre de 2018, cuando Martha Erika Alonso asumió la gubernatura en medio de controversias políticas y un rechazo de gran parte del Congreso local.

Apenas diez días después, su trágica muerte en un accidente aéreo junto a su esposo, Rafael Moreno Valle, sumió al estado en un vacío de poder.

La incertidumbre continuó con un periodo interino encabezado por Guillermo Pacheco Pulido, hasta que Miguel Barbosa Huerta logró la gubernatura en las elecciones extraordinarias, quien falleció en 2022.

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Tras la muerte de Barbosa, la administración de Sergio Salomón Céspedes Peregrina logró estabilizar al estado durante los dos últimos años, superando divisiones políticas y completando proyectos clave de infraestructura.

El periodo de Céspedes, que se caracteriza por su labor conciliadora y su enfoque en la obra pública, culmina hoy, dando paso a la gestión de Alejandro Armenta.

En medio de esta tormenta, el 14 de diciembre marcará el inicio de una nueva etapa con Alejandro Armenta, un político con un alto respaldo popular que tiene como reto devolver la estabilidad y seguridad a Puebla.

En un periodo marcado por la política errática del morenovallismo, el freno impuesto por la pandemia, y la partida de dos gobernadores electos, el futuro de Puebla recae ahora en Armenta, quien promete transformar el estado con mano firme y políticas centradas en el bienestar social.

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