Una balacera en San Isidro estremeció el tianguis de Puebla capital la mañana del 12 de abril de 2025, cuando una disputa entre comerciantes escaló hasta el uso de armas de fuego. El incidente, ocurrido cerca de las 11:00 horas en la calle 93 Oriente, provocó pánico entre locatarios y clientes, quienes corrieron a resguardarse.
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Aunque no se reportaron heridos, la tensión persiste en este mercado al sur de la ciudad, conocido por su historial de inseguridad. La rápida intervención de la Secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) y la Guardia Nacional evitó mayores consecuencias, pero el suceso reaviva preocupaciones sobre la violencia en los tianguis poblanos.
Vendedores se pelean y terminan en balacera
El conflicto comenzó como una discusión entre vendedores, pero pronto derivó en disparos que resonaron en el tianguis. Testigos de la balacera en San Isidro relataron que los comerciantes involucrados huyeron antes de que llegaran las autoridades, dejando un ambiente de incertidumbre. La SSC desplegó un operativo en las calles aledañas para garantizar la calma, mientras la Guardia Nacional reforzó la vigilancia.
Según locatarios, muchos optaron por quedarse a pesar de las recomendaciones de evacuar, priorizando sus ventas diarias. En 2024, Puebla registró 1,200 incidentes delictivos en mercados y tianguis, según datos de la SSC, lo que destaca la vulnerabilidad de estos espacios a la violencia.
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San Isidro es un foco rojo en Puebla
El tianguis de San Isidro lleva años en el radar de las autoridades. El secretario de Gobernación municipal, Franco Rodríguez, lo señaló como un punto crítico por la venta ilegal de alcohol, un problema que fomenta riñas y actividades ilícitas. La semana previa al incidente, un operativo desalojó a vendedores ambulantes de la avenida 14 Sur, muchos ligados a este mercado, lo que pudo haber avivado tensiones. En enero de 2025, El Sol de Puebla reportó que carpas de micheladas en San Isidro atraían a exconvictos y traficantes, aumentando la inseguridad.
Este historial incluye cinco asesinatos desde 2016, según medios locales, lo que convierte al tianguis en un desafío para la seguridad pública.
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