Es imposible olvidar todo lo que sucedió en Puebla, aquel nada lejano 13 de diciembre de 2022, cuando el hermetismo rodeaba el estado de salud del gobernador Miguel Barbosa. Es inevitable pensar que esta historia ya la vivimos.
La versión oficial sobre la salud del presidente, indica que todo está bien, que nada más es “una gripita”.
Esta historia ya la vivimos.
Comenzaron a circular capturas de pantalla de conversaciones con información que acabó confirmándose a las horas. Si en esta ocasión sucediera lo mismo… esta historia ya la vivimos.
Y conforme avanzaban las horas, incrementaban los rumores del fallecimiento del gobernador Barbosa.
Hasta que llegó el momento en el que el Gobierno de Puebla tuvo que reconocer lo que había sucedido.
En el mejor de los casos, si se confirmara que el presidente sufrió un infarto cerebral y que tiene alguna o varias partes del cuerpo paralizadas, sería un hecho que estaría imposibilitado para gobernar este país.
Esto significaría que, hasta por 60 días, Adán Augusto López quedaría a cargo de las riendas de este país, en lo que el Poder Legislativo designa al sucesor.
Esta historia ya la vivimos.
En aquellos días, para ser exactos, el 14 de diciembre, escribí una columna que se llamó, “La decisión salomónica tiene nombre: Sergio Salomón”. Luego de publicarla, alguien me dijo que estaba completamente equivocada, pero ya que nombraron a Céspedes Peregrina, se desdijo.
Personas comenzaron a preguntarme quién me había filtrado la información o cómo me había enterado, ni fue filtración y por enésima vez, NADIE ME DICTA.
Simplemente, me parecía muy lógico lo que al final, sucedió.
Hoy, me parece que lo lógico sería, en caso de confirmarse que el presidente López está imposibilitado para continuar a cargo de la presidencia, que el designado será Ricardo Monreal.
Hasta aquí mi reporte.