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Posted inEl Cuarto Propio

La culpa es de Dios

Justifican al Dalai Lama: "fue inocente y juguetón"
Justifican al Dalai Lama: "fue inocente y juguetón"

Hoy es un buen día para recordar a Zizek que propone que “Si Dios existe, entonces todo está permitido”. Pues la creencia en un ser superior permite que cualquier acción en su nombre se justifique, y las personas que se consideran instrumentos de la voluntad de Dios tienen siempre una justificación para sus acciones.

Así que bienaventurados todos los que en actos de servir a Dios han hecho cosas terribles. Porqué gracias a su dogma de fe, con un “lo siento”, el cielo, se les será otorgado.

En días pasados el video del Dalai Lama pidiendo a un niño que le “chupara” la lengua y besándolo, ha circulado por las redes sociales. Ha generado un señalamiento moral y ético hacia él, y es que no hay nada que declarar a su favor. A las infancias, nada, ni nadie tiene el derecho de tocarlas bajo ningún mandato. Sin embargo esto ha sucedido no sólo en el budismo, sino en cualquier otra religión en donde hemos visto casos de pederastas, abusadores, violadores, encubridores.

Entonces se preguntarán ¿la culpa es de Dios? La verdad que no, la culpa es en sí de la gente, de su dogma de fe, del nulo cuestionamiento. Porque, claro, los dogmas se hicieron para seguirse tal cuál, para crecer, pero entonces en ese nulo cuestionamiento, vemos gente en una multiplicidad contradictoria, es capaz de increíbles actos de solidaridad y fe y al mismo tiempo llegan a extraviarse en las pasiones más bajas de su misma fe.  

Y es que más allá de la cancelación a líderes religiosos o la justificación a sus actos, el cambio debería venir de la profunda reflexión. No es la fe la que permite todos estos actos, sino lo que hacemos con la fe, en haras de defender los dogmas establecidos.

Porque no se trata de que no exista un Dios, más bien es que como lo plantea Zizek, en haras de que exista un Dios, los religiosos se han convertido en perpetradores de toda clase de violencias, abusos y horrores, en nombre de un poder extrahumano y superior. 

En nombre de Dios hemos permitido muchas cosas (cualquier Dios que en el que usted crea). Hemos pensando que se nos perdonará todo, pero el problema no es el Dios, sino las personas que siguen esos mandatos. Que solo son interpretaciones de otros humanos para beneficio de ellos.

Por eso es que Dios no debería estar metido en los asuntos del pueblo. No es abogado de derechos, ni crítico de sociedades, porque ahora sabemos que la culpa no es de Dios, sino de la gente que cree en él.

Así que dejemos de justificar los abusos de líderes espirituales. Empecemos a señalar y cuestionar, a creer a no abandonar a las víctimas de abusos por parte de ellos. Porque la fe no solo debería mover montañas, también debería mover ideas.

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