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En Semana Santa la fé mueve montañas y miles de millones de pesos

En Semana Santa incrementa la derrama económica gracias al turismo y la venta de mariscos
En Semana Santa incrementa la derrama económica gracias al turismo y la venta de mariscos

LA ECONOMÍA DE LA DEVOCIÓN: La Semana Santa en México es, sin duda, una de las fechas más intensas del calendario nacional. Y no sólo por las procesiones o las playas abarrotadas, sino por el verdadero tsunami económico que genera.

“Yo vendo pescados solo en marzo y abril. El resto del año vendo esperanza”, dice don Eliseo, un comerciante de mariscos en Iztapalapa, mientras acomoda tilapias y camarones bajo el sol de la Semana Santa y mientras “crucifican” al Jesús de este año. Para él, como para miles de mexicanos, esta temporada no solo es devoción, también es oportunidad. En cada puesto, hotel o terminal de autobuses, se nota: la economía mexicana también se arrodilla, todavía, ante el fervor popular.

En México, Semana Santa es un milagro estacional donde se combinan la fe, la tradición y los pesos en movimiento. Cada año, el fervor mueve montañas… pero también mueve hoteles, mercados y autobuses.

La Semana Santa en México es mucho más que religión. Es movimiento económico, turismo masivo, incremento en consumo estacional y generación de empleos. Este año, se estima que más de 300 mil millones de pesos (inflación y especulación incluidas) circularon en esta semana, gracias a la movilidad de turistas nacionales y extranjeros, y a la activación de múltiples sectores.

La Semana Santa es un milagro económico recurrente. Una mezcla de fe, turismo y tradición que se traduce en empleos, ventas y movilidad. Como dice doña Matilde, que vende capirotada en Morelia desde hace 35 años: “aunque esté cara la nuez, la gente siempre regresa por su rebanada”.

Más de 12 millones de turistas nacionales y 1.3 millones de extranjeros (ojo: descenso del 17% en relación a 2024) se desplazaron durante la semana, con destinos estrella como Cancún, Acapulco, Mazatlán y Huatulco, que reportaron ocupaciones hoteleras de hasta 92%. Pero también las ciudades religiosas brillaron: Taxco, Oaxaca, San Luis Potosí, San Miguel de Allende y Puebla recibieron oleadas de visitantes interesados en las procesiones y viacrucis.

Tres millones de pasajeros aéreos viajaron dentro del país. 22 millones de pasajeros usaron autobuses, generando 5,000 millones de pesos en ingresos. Aeropuertos, centrales y casetas vieron picos de actividad. VivaAerobus, Volaris y Aeroméxico reportaron ocupaciones superiores al 93%. Las tarifas también subieron hasta un 25% en rutas turísticas (¡Qué bueno que nos dicen que la inflación es del 4%!).

Pescado caro pero demandado

Los precios de mariscos aumentaron en promedio 18%, (sondeo propio) pero eso no frenó a los consumidores: se vendieron más de 180 mil toneladas de productos del mar, con un valor cercano a 15 mil millones de pesos. Postres cuaresmales como la capirotada también rompieron récords de producción. Panaderías y fondas reportaron hasta un 50% más ventas.

En Semana Santa aumenta la demanda de pescados y mariscos
En Semana Santa aumenta la demanda de pescados y mariscos

Donde también se nota el impacto económico es en lo simbólico: las palmas benditas, los escapularios, las estampas y las veladoras se venden por millones en mercados y atrios. El comercio informal aprovecha esta devoción colectiva, sobre todo en ciudades con viacrucis emblemáticos. En Taxco, por ejemplo, los comerciantes ambulantes generaron ventas por más de 600 millones de pesos durante la semana que recién concluyó.

Yo trabajo para que Usted descanse en Semana Santa

Mientras una parte del país vacaciona, otra sigue trabajando. El 60% de la fuerza laboral en México está en la informalidad -y creciendo- y muchos ven en esta temporada una de las pocas oportunidades del año para mejorar sus ingresos. En zonas rurales sin turismo, la Semana Santa conserva su carácter espiritual, pero el impacto económico es casi nulo, reflejando la persistente brecha vacacional.

Entonces, no todo es sol y arena. Mientras unos vacacionan, otros trabajan más. La Semana Santa también evidencia desigualdades: Si 6 de cada 10 mexicanos trabajan en la informalidad, y estos días representan más ingresos que descanso, para ellos, la temporada no es descanso, es supervivencia.

Mientras unos vacacionan en Semana Santa, otros desansan
Mientras unos vacacionan en Semana Santa, otros desansan

Y es que en este país, cuando la fe mueve montañas… también mueve la economía.
Ahora, sigue la Pascua, que nos permite descansar de una Semana Santa que, al igual que la Navidad y sus posadas, ya perdió su sentido religioso y lo trastocó en pachanga y saturación de las tarjetas de crédito. Mañana… ¡Dios Dirá!

Focos Rojos en Semana Santa

En el entorno económico y por el camino que seguimos, esta Semana Santa permite buscar -con la debida devoción- lecciones de la experiencia. Antes de 1998 La Semana Santa en Venezuela era una temporada clave para el turismo interno, especialmente hacia Los Andes, las costas, Margarita, Canaima y Mérida. Existía un auge de consumo estacional: alimentos típicos como el cuajado de pescado, los buñuelos, bebidas dulces y turismo religioso en ciudades como Coro, Caracas o San Cristóbal movían comercios, transporte y hospedaje.

Después de 1998 (y más aún desde 2013, con el arribo del cultísimo señor Maduro al poder, se generó, populistamente, una crisis económica prolongada con hiperinflación, devaluación y escasez que redujeron drásticamente el poder adquisitivo. El turismo interno prácticamente desapareció para las clases medias y populares, con muy poca movilización masiva. La isla de Margarita, que era el destino estrella, pasó de recibir miles de turistas en Semana Santa a tener ocupaciones hoteleras de apenas el 12% en años recientes.

Los desaciertos del régimen “humanista” y de “la felicidad”, provocaron el cierre de hoteles, la caída del transporte, y la falta de combustible, que redujeron la actividad turística casi a cero en muchas regiones. Hay un dato duro que ejemplifica todo, en 2010, Margarita recibía más de 200 mil turistas en Semana Santa; en 2023, apenas llegaron 25 mil, y muchos eran venezolanos del exterior con poder adquisitivo en dólares.

Venezuela ha perdido en gran medida el impacto económico de la Semana Santa por la destrucción de su aparato productivo, el colapso del turismo y la pobreza generalizada. El impacto religioso se ha mantenido, pero limitado, adaptándose a una población golpeada y fragmentada. “La fe sigue viva, comenta nuestro amigo Roberto, pero el turismo murió crucificado por la crisis”.

De fondo

Nicaragua y Cuba comparten con Venezuela una reducción significativa del impacto económico de la Semana Santa, y en ambos casos el componente religioso también ha sido limitado históricamente por razones ideológicas o estructurales. En Nicaragua, desde la intensificación del autoritarismo de Daniel Ortega y la ruptura con la Iglesia Católica, muchas expresiones públicas de fe han sido reprimidas o controladas, en 2023, se prohibieron viacrucis públicos en varias diócesis, y hubo hostigamiento a sacerdotes.  La crisis migratoria también ha mermado el turismo interno. Nicaragua recibe algo de turismo internacional, pero no vinculado a eventos religiosos, sino a playas o selvas.

En Cuba ha disminuido la derrama económica por el turismo en esta temporada
En Cuba ha disminuido la derrama económica por el turismo en esta temporada

De forma

En Cuba, otro de los actuales modelos político/filosóficos ponderados por el centralismo, durante décadas, la Semana Santa no era ni siquiera feriado oficial. Fue reinstaurada como día de descanso en 2012 como gesto diplomático con el Papa Benedicto XVI.  La práctica religiosa fue duramente reprimida durante décadas, y aunque ahora hay mayor tolerancia, no existe un movimiento de turismo religioso ni comercio estacional.  Las procesiones son limitadas y monitoreadas. La Iglesia tiene poca capacidad de convocatoria pública fuera de templos y, lo que nos interesa para este análisis, económicamente, la Semana Santa no representa una temporada destacada. El consumo está muy restringido por el racionamiento, la inflación y la pobreza. Claro que en 1958, la “revolución” prometió que esto no pasaría… y pasó.

Deforme

En Cuba, Venezuela y Nicaragua, la Semana Santa dejó de ser temporada alta: ni hay turistas, ni pescado, ni procesiones… solo el vía crucis de sobrevivir. Que sirva de ejemplo para los países que aún creen que el control total también multiplica panes y fe o que éstos se sustituyen con “frases felices”.

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Viajero frecuente estrella roja
Adalberto Füguemann

Adalberto Füguemann

Economista, conferencista y consultor Asociado y Generador de Alianzas Estratégicas para las firmas Taller Especializado de Arquitectura Mexicana, APLA Consultores, STA Consultores y Esfera