Hoy, 8 de marzo de 2025, el mundo conmemora el Día Internacional de la Mujer, una fecha que históricamente ha sido un espacio para visibilizar las luchas por la igualdad de género y los derechos de las mujeres. Sin embargo, surge una pregunta recurrente: ¿este día se felicita o no a las mujeres? Desde una perspectiva de género, expertos y activistas coinciden en que reducir esta conmemoración a felicitaciones puede invisibilizar su verdadero propósito.
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¿Cómo surgió la conmemoración del Día Internacional de la Mujer?
Su origen se remonta a movimientos obreros y feministas de principios del siglo XX, como la huelga de trabajadoras textiles en Nueva York en 1857 o los eventos que culminaron en su declaración oficial por la ONU en 1975. Es un recordatorio de las batallas contra la discriminación, la violencia de género y la brecha salarial, que aún persisten. Según datos recientes, en América Latina las mujeres ganan en promedio un 17% menos que los hombres por el mismo trabajo, y la violencia machista sigue cobrando vidas diariamente.
“Felicitar a las mujeres por ‘ser mujeres’ puede parecer un gesto amable, pero a veces perpetúa la idea de que nuestro valor radica en roles tradicionales, como ser madres o cuidadoras, en lugar de reconocer la lucha por la equidad”, explica Mariana López, socióloga y activista feminista.
En cambio, proponen usar este día para solidarizarse, educarse y apoyar iniciativas que promuevan la justicia de género.
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Entonces, ¿se felicita o no a las mujeres en el 8M?
Conmemorar este día no significa rechazar los buenos deseos. Se trata de dar a conocer un mensaje que reconozca los logros colectivos e individuales de las mujeres, sin caer en estereotipos, puede ser bien recibido. La clave está en el enfoque: pasar de un “feliz día” genérico a un “sigamos luchando juntas por la igualdad”.
En 2025, con avances como el aumento de mujeres en cargos de liderazgo y retrocesos como las restricciones a derechos reproductivos en algunos países, el 8 de marzo sigue siendo más un llamado a la acción que una celebración complaciente.
Así, este día nos invita a preguntarnos: ¿qué estamos haciendo, como sociedad, para que no haya más fechas que lamentar desigualdades? La respuesta no está en una felicitación, sino en el compromiso.
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