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La Reforma Judicial y la última batalla por la división de poderes

La Reforma Judicial y sus consecuencias están por verse en la última batalla por la división de poderes
La Reforma Judicial y sus consecuencias están por verse en la última batalla por la división de poderes

México está a punto de alcanzar un punto de no retorno hacia lo que parece ser un régimen hegemónico, en el que el imperio de la ley, los juicios, las legislaturas y todo el aparato gubernamental volverían a quedar en manos de un solo partido político.

El Poder Judicial tiene una naturaleza distinta a la de los otros poderes, especialmente porque estos, cada tres o seis años, se llenan de personajes que, aunque algunos son valiosos, en su mayoría resultan indeseables y son electos en las urnas. Sin embargo, el Poder Judicial, por sus propias reglas, siempre ha sido considerado el último bastión en el que la meritocracia y la preparación podían corregir —o, en los casos más graves, frenar— las ocurrencias y los despropósitos del Poder Ejecutivo y/o Legislativo.

La nueva reforma impulsada por el régimen morenista busca eliminar ese último filtro, utilizando la democracia como excusa y al mismo tiempo como guillotina para acabar con ella misma. Se pretende manipular el proceso de selección para colocar en los cargos judiciales a personas leales al gobierno actual.

Esta reforma permitirá que MORENA controle los tres poderes y, por ende, moldee a México a su antojo, estableciendo requisitos mediocres que definirán a los aspirantes a estos puestos. En los tiempos de la Cuarta Transformación, parece que lo importante es contar con un 90% de lealtad y solo un 10% de capacidad.

La división de poderes y su independencia, que deberían funcionar como contrapesos para evitar los excesos y los abusos contra la sociedad, serán socavadas con la llamada reforma judicial. En lugar de fortalecer la justicia, se reforzarán los desvaríos de Palacio Nacional.

Por ello, como ciudadanos y patriotas, nuestro deber será actuar como auditores sociales del gobierno y de todas sus instituciones, incluyendo ahora al Poder Judicial.

La democracia no puede ser utilizada como excusa para aplastar los poderes, las instituciones y las leyes que tanto han costado construir. No podemos permitir que, en un abrir y cerrar de ojos, regresemos a una época de desesperanza y resignación, en la que vivir en una simulación de país libre y democrático sea nuestra única opción. La justicia debe imperar.

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Salvador Espina

Salvador Espina

Orgullosamente Mexicano, Licenciado en Ciencias Políticas y Político humanista por vocación. Siempre seamos esperanza presente para nuestra patria.