Elon Musk accedió sin autorización a USAID, provocando suspensiones y una crisis en Washington. Senadores desautorizaron el acceso a datos y despidos, advirtiendo riesgos para la seguridad nacional.
Dos altos funcionarios de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) fueron suspendidos tras resistirse a un intento de acceso por parte de la oficina de Eficiencia Gubernamental de Elon Musk (DOGE).
Este episodio, cargado de tensiones y amenazas, marca un nuevo capítulo en la lucha de Trump por desmantelar instituciones clave del gobierno federal.
El Asalto a USAID: Entre Amenazas y accesos forzados
Fuentes cercanas al caso informaron que personal de DOGE intentó ingresar a la sede de USAID en Washington sin la autorización correspondiente.
Cuando los funcionarios de la agencia se negaron a permitirles el acceso, el equipo de Musk amenazó con llamar a los US Marshals. Finalmente, lograron ingresar y acceder a información clasificada.
El hecho ha generado una ola de indignación en el Congreso. La senadora Jeanne Shaheen calificó la situación como “grave e inédita”, exigiendo respuestas inmediatas sobre las implicaciones para la seguridad nacional.
Senadores desautorizan a Musk y critican a Marco Rubio
El Comité de Asuntos Exteriores del Senado envió una carta al secretario Marco Rubio, en la que desautoriza “el acceso a datos de USAID y el despido de personal”, argumentando que estas acciones comprometen la seguridad nacional de EE.UU.
Musk Contraataca: “USAID es una organización criminal”
En respuesta a la controversia, Elon Musk arremetió en su cuenta de X, calificando a USAID como una “organización criminal” y declarando que “es hora de que muera”.
Estas declaraciones alimentan las especulaciones sobre los planes de Trump de eliminar la agencia y fusionarla con el Departamento de Estado, una medida que enfrenta fuerte resistencia del Congreso.
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Desde su fundación en 1961, USAID ha sido una herramienta clave de la diplomacia estadounidense, distribuyendo miles de millones en ayuda humanitaria.
Su posible disolución pone en riesgo proyectos esenciales en salud, desarrollo y respuesta a crisis internacionales.
Mientras Trump y Musk avanzan en su agenda de reformas radicales, la incertidumbre crece en Washington. ¿Será este el principio del fin para USAID?