Sor Juana Inés de la Cruz es, sin duda, una de las figuras más destacadas del Siglo de Oro en México, una mujer adelantada a su tiempo, cuya inteligencia y habilidades literarias desafiaron las normas de una sociedad profundamente patriarcal.

Fue una escritora nata, cuyo legado sigue siendo fuente de inspiración, particularmente para las mujeres que buscan forjar su propia identidad en un mundo que las restringe.

Natalicio de Sor Juana Inés de la Cruz

En 1690, Sor Juana protagonizó uno de los momentos más escandalosos de su carrera literaria al responder a una carta enviada por Sor Filotea de la Cruz, supuestamente escrita por el obispo de Puebla, Manuel Fernández de la Cruz.

En este escrito, el obispo elogiaba la habilidad de Sor Juana con la retórica, pero sugería que, por ser mujer y monja, debería abandonar su vocación intelectual y dedicarse a tareas más “apropiadas” como rezar y cocinar.

ste intento de silenciarla no hizo sino avivar su voz. En su respuesta, Sor Juana no solo defendió su pasión por las letras, sino que también criticó duramente la visión de la mujer que se encontraba en la sociedad de su tiempo.

En su carta, Sor Juana hizo una férrea defensa de su derecho a estudiar y escribir, utilizando una retórica tan aguda y sarcástica que, de alguna forma, se adelantó a los movimientos feministas que emergieron siglos después.

“Lo que sí es verdad que no negaré… desde que me rayó la primera luz de la razón, fue tan vehemente y poderosa la inclinación a las letras…”, escribió, evidenciando la fuerza de su vocación, que no pudo ser doblegada por las críticas externas ni las presiones de la época.

Además, Sor Juana no dudó en cuestionar la autoridad de aquellos que pretendían definir lo que era apropiado para una mujer.

“Y esto es tan justo que no sólo a las mujeres, que por tan ineptas están tenidas, sino a los hombres, que con sólo serlo piensan que son sabios, se había de prohibir la interpretación de las Sagradas Letras…”, expresó en otro pasaje de su respuesta, desafiando las ideas preconcebidas sobre el rol intelectual de las mujeres y el monopolio masculino sobre la interpretación de la Biblia.

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La ironía y la retórica con que Sor Juana defendió a las mujeres de su tiempo se destacó especialmente en un fragmento memorable de su escrito, donde alude a la cocina como un campo de conocimiento.

“Pues, ¿qué os pudiera contar, Señora, de los secretos naturales que he descubierto estando guisando? Si Aristóteles hubiera guisado, mucho más hubiera escrito…”, dijo, utilizando el humor y la reflexión filosófica para criticar el lugar limitado que la sociedad reservaba para las mujeres, incluso en las actividades más cotidianas.

Sor Juana fue, sin lugar a dudas, una de las primeras voces feministas de la historia, luchando por el derecho de las mujeres a pensar, estudiar y escribir en una época que les negaba la posibilidad de trascender más allá de los límites impuestos.

A través de su obra y su lucha intelectual, logró dejar una huella indeleble que sigue inspirando a generaciones de mujeres a desafiar los límites de lo que la sociedad considera posible.

Su vida y legado continúan siendo un símbolo de resistencia, independencia y el poder transformador de la educación.

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