El día de hoy en Puebla, debería ser conocido así, como el día de “vámonos a la v…”.
Cada 3 años pasa lo mismo.
Funcionarios al borde de un ataque de nervios, impresoras que pasan días funcionando para lograr tener las actas completas, hay que llenar formularios, duplicar el trabajo en sistemas y, por si fuera poco, rubricar miles de hojas.
Conozco el proceso, lo viví alguna vez.
Yo esperaba a la persona a la que le iba a entregar la oficina un lunes, llegó hasta el jueves y salí justo así, pensando “vámonos a la v…”. El domingo siguiente empecé a llorar en el desayuno, lloré toda la noche y terminé el lunes a medio día.
No, no era derrotismo ni angustia, era llanto de liberación.
Y aunque sabes que viene un proceso complicado porque se acaba el trabajo, el lograr entergar una oficina de gobierno después de días de niveles altísimos de estrés, hace que, cuando por fin se termina el proceso, salgas con un el sentimiento de “vámonos a la v…”.
Es más, este día tiene canción:
@magdielmj Esa cancion me da mucho power al correr!! 🏃🏻♂️🔥¿tienen otra cancion? #humor #comedia #parati #fyp ♬ sonido original – Salatiel Peralta
¡Vámonos a la v…!
¡Vámonos a la v…!
¡Vámonos a la v…!
¡Hoy, hoy, hoy, hoy!
¡Ahorita ya nos vamos!
¡Ahorita ya nos vamos!
¿A dónde nos vamos?
¡A la v… ya nos vamos!
Incluso, debería haber un grupo de “vámonos a la v…” anónimos.
Todos tomados de las manos y cantando y corriendo con este bonito tema musicial de Cabeza de Perro.
Se contarían historias interesantes, los que se fueron en paz, los que se agarraron a golpes, a los que sacaron con policía… ¡Hay tantas historias de procesos de entrega-recepción!
Como por ejemplo, la historia del día en el que ‘nomás’ porque puedes permites que 400 ambulantes regresen al Centro Histórico de Puebla y se apodren de una calle que llevaba libre desde julio de 2022.
¿Es venganza porque el alcalde de Puebla se quedó solo y se tuvo que comer el costo político del préstamo que no pudo solicitar? ¿Venganza!? ¡No, no piensen mal, jamás lo ha hecho, ni lo volvería a hacer!
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Lo cierto es que la gente emite no solo un voto, electoralmente hablando, también da un voto de confianza a un político y su equipo y le entrega el control de las decisiones políticas de una demarcación.
Y pueden cumplir o fallar, si cumplen, gozan del reconocimiento de la gente.
Si fallan, pierden confianza, nombre, credibilidad y se convierten en parias, porque, como dijo Friederich Nitzche:
“No me molesta que me hayas mentido, me molesta que a partir de ahora no pueda creerte”.
Mientras tanto: ¡Vámonos a la v…! ¡Vámonos a la v…! ¡Vámonos a la v…! ¡Hoy, hoy, hoy, hoy!
No te vayas la v… sin leer: