A pocos meses de las elecciones en Estados Unidos, la contienda entre Kamala Harris y Donald Trump se presenta como un duelo crucial para el futuro del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Con las encuestas marcando un empate técnico entre ambos candidatos, la gran incógnita para México sigue siendo: ¿qué actitud tomará el eventual ganador frente a la revisión del T-MEC? Además, ¿cómo impactará la interacción entre los gobiernos de los tres países y qué rol jugará Claudia Sheinbaum como nueva presidenta de México?
Kamala Harris: Incertidumbre en el Comercio Internacional
Si bien la postura comercial de Harris no ha sido ampliamente definida, se sabe que en 2020 votó en contra del T-MEC, alegando que no beneficiaba a los trabajadores industriales estadounidenses.
Su enfoque, según ha declarado, prioriza la protección de los trabajadores y la inclusión de medidas medioambientales más estrictas.
Como vicepresidenta bajo la administración de Joe Biden, Harris respaldó las políticas económicas del presidente, pero no ha ofrecido una postura clara sobre la renegociación del tratado.
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Renegociación del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá
Por otro lado, Trump ha sido claro en su enfoque proteccionista. Durante su presidencia, renegoció el TLCAN, imponiendo mayores normas de origen en el sector automotriz, promoviendo condiciones laborales estrictas y limitando los beneficios comerciales para China mediante la cláusula 32.10 del T-MEC.
Su retórica promete más barreras comerciales y un enfoque aún más cerrado para proteger los intereses estadounidenses.
Impacto del T-MEC en México
Un Motor Económico Crucial
A pesar de las cláusulas impuestas, el T-MEC ha sido una de las grandes fortalezas de la economía mexicana, con exportaciones a Estados Unidos que superan los 700 mil millones de dólares anuales.
La integración regional bajo este acuerdo ha consolidado a América del Norte como una potencia económica global, responsable de un tercio del PIB mundial.
Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá
Sin embargo, México enfrenta desafíos en términos de cumplimiento. Según datos recientes, el país ha sido la parte acusada en el mayor número de controversias comerciales dentro del tratado, con 56 casos.
Esto destaca la necesidad de mejorar las instituciones y mecanismos de verificación para asegurar que México cumpla con las normas establecidas.
Además, el contexto migratorio añade otra capa de complejidad. La presión de Estados Unidos sobre México para contener los flujos migratorios, especialmente desde Centro y Sudamérica, sigue siendo un punto clave en la relación bilateral.
¿Qué cambia si gana Harris?
Si bien podría parecer que Harris no traería grandes cambios respecto al T-MEC, un análisis más profundo sugiere lo contrario.
El Partido Demócrata ha demostrado mayor apertura hacia una agenda global que incluye derechos humanos, estándares laborales y protección ambiental, en sintonía con la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.
En este sentido, los Acuerdos de Libre Comercio de Nueva Generación (ALCNG), que buscan liberalizar servicios y proteger inversiones a la par que introducen medidas ambientales y laborales más robustas, podrían ser un modelo a seguir bajo un liderazgo de Harris.
Este enfoque podría también coincidir con las políticas de Claudia Sheinbaum. La nueva presidenta de México ha señalado en diversas ocasiones su interés en una agenda medioambiental más decidida y en apoyar el T-MEC. Si Harris adopta un enfoque comercial más “verde”, México podría posicionarse como un aliado estratégico, promoviendo políticas públicas sostenibles y fortaleciendo su relación comercial con Estados Unidos.
México en el centro del futuro del T-MEC
En resumen, mientras Trump promete un endurecimiento de las políticas comerciales, Harris podría representar una oportunidad para reforzar los lazos en una dirección más sostenible y justa. Para México, ambos escenarios presentan desafíos y oportunidades.
La clave estará en cómo Claudia Sheinbaum logre equilibrar los intereses de su gobierno con las demandas de sus vecinos del norte, en un momento en que el T-MEC será fundamental para el desarrollo económico de la región.
La revisión del tratado en 2026 será un punto crítico. ¿Podrá México adaptarse a los nuevos acuerdos y reforzar su posición en el comercio global? La respuesta dependerá en gran medida del resultado electoral en Estados Unidos y del liderazgo que adopte la administración mexicana.