Ni Usain Bolt en atletismo, ni Michael Phelps en natación, ni Simone Biles en gimnasia. Ante ustedes, el único atleta en ganar Medalla de Oro en cinco Juegos Olímpicos distintos: el cubano Mijaín López.

A los 41 años, este gigante de 1.97 metros y casi 130 kilos se despide de la lucha grecorromana como el mejor deportista olímpico de todos los tiempos.

López alcanzó la gloria una vez más en París 2024, donde ganó su quinta medalla de oro consecutiva al vencer a su compatriota y amigo Yasmani Acosta en la categoría de 130 kg.

Este triunfo lo consagra como una leyenda viviente y el verdadero GOAT (Greatest of All Time) de todos los deportes. Ningún otro atleta ha logrado lo que él: cinco oros olímpicos consecutivos en una misma prueba individual.

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“Nunca pensé en la derrota”

Después de su histórica victoria, Mijaín López dejó sus botas en la colchoneta, un gesto simbólico de su retiro.

En una entrevista con EFE, el luchador expresó que “nunca pensé en la derrota”, mostrando la fortaleza mental que ha sido clave en su carrera de 32 años.

“Venía seguro de mí mismo desde que salí de Cuba”, dijo López, refiriéndose a su convicción de que lograría el récord en París. “Siempre pensé en mi victoria”, afirmó con la humildad que lo caracteriza.

Un Ídolo de acero mental

La fortaleza mental y el rigor en el entrenamiento han sido pilares en la carrera de López, quien suma a sus cinco oros olímpicos, cinco títulos mundiales y tres platas, además de cinco oros en Juegos Panamericanos.

López destacó que su éxito no es solo suyo, sino del colectivo que lo apoyó, desde su familia hasta sus entrenadores y médicos.

El cubano se tomó un descanso de casi tres años tras Tokio 2020, una pausa que, según él, fue fundamental para llegar en la mejor forma a París.

En su camino al oro, su mayor desafío fue el combate de cuartos de final ante el iraní Amin Mirzazadeh, resuelto por un ajustado 3-1.

Un adiós con honor

El Arena Campo de Marte, en París, fue testigo de la despedida de un ídolo. Tras su victoria, López se arrodilló, besó el tapiz y dejó allí sus zapatillas, en un gesto lleno de emoción. “Entregar las zapatillas, darle un adiós al deporte que uno ama, es muy triste para cualquier atleta”, confesó.

Sin embargo, Mijaín López siente que fue el momento adecuado para su retiro. “Era la hora más bonita en que podía hacerlo”, dijo, rodeado del cariño y admiración del público.

El Legado de Mijaín López

¿Qué sigue para el campeón? Aunque su función exacta aún se está definiendo, López se ve como un maestro para las nuevas generaciones de luchadores cubanos, incluido su hijo de 12 años, Mijaín Jr., quien ya sigue sus pasos en la lucha.

“Le dejé un récord a seguir”, comentó con una sonrisa. Pero sin presiones: “Vamos a ver qué pasa, aún le queda”.

Mijaín López no solo se despide como un ídolo de la lucha grecorromana, sino como un héroe del deporte cubano y mundial. Un atleta que, más allá de sus medallas, se ha ganado un lugar eterno en la historia del deporte.

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