Xóchitl Gálvez se convirtió en un dolor de cabeza, no solo para Andrés Manuel López Obrador, también para un panista… Marko Cortés. Y esta, es la historia de la verdadera razón de la designación de la candidata presidencial de la oposición.
El objetivo de la exsenadora, era convertirse en candidata a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Y ya le estaba ganando la jugada a Marko Cortés.
El dirigente nacional de Acción Nacional, siempre quiso impulsar a Santiago Taboada, pero Xóchitl estorbaba.
Fue entonces cuando a la legisladora no panista se le ocurrió la idea de solicitar el derecho de réplica al presidente López Obrador. Luego, encadenarse en el Senado, ir a tocar la puerta de Palacio Nacional y todo lo que ya sabemos.
“¡Si no puedes con ella, impúlsala!”, seguramente pensó Marko Cortés, pues impulsarla, implicaba sacarla de la jugada de la Ciudad de México.
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Y como hemos esperado a Quetzalcóatl, desde tiempos inmemoriables, a las y los mexicanos nos gustan las historias que incluyen a personas que puedan venir a salvarnos mágicamente, pareció ser una gran opción para muchos ciudadanos con buenas intenciones que impulsaron desde la sociedad civil la idea. Entonces Xóchitl Gálvez, se convirtió en la personificación de la esperanza, de algunos.
¿La mía? ¡Para nada!
Pero volvamos al punto, ya con el escenario libre para Taboada, comenzó la operación que en verdad le interesa el dirigente nacional de Acción Nacional.
¿Cuál es?
Recuperar la Ciudad de México, gobernada por la izquierda desde 1997.
Esto implicará una “onda expansiva” que sacudirá a la Cuarta Circunscripción compuesta por lo estados de: Puebla, Tlaxcala, Morelos, Ciudad de México y Guerrero.
Esto redundará en que la oposición pudiera lograr ganar más diputaciones federales e impulsar legisladores plurinominales y, lograr los contrapesos que tanto aspiran.
La misión de Xóchitl Gálvez es realmente esa o, en verdad ¿alguien cree que va a ganar? Yo tampoco.
La verdadera razón es clara.
El objetivo de Marko Cortés se cumplió, es altamente probable que la meta de Santiago Taboada también se logre y Xóchitl es la kamikaze del cuento.
Así que si Usted, amiga y amigo lector, creía en la buena fe de Marko Cortés y sus aliados, lamento romperle el corazón.
