Latinus visitó en un día hábil y a media mañana las instalaciones para ver cómo es el movimiento de entrada y salida de camiones así como la operación de los patios de maniobras para surtir los medicamentos, y en un reportaje exhiben a Megafarmacia del Bienestar con movimiento casi nulo.
“Y que cree que nos encontramos, nada, nada es nada, … nada de movimiento en ninguna de las 47 puertas de carga y descarga”
En el vídeo presentado en el reportaje, se puede notar instalaciones vacías, sin movimiento de camiones entrando o saliendo y las 47 puertas de carga y descarga sin operar.
Pacientes que buscan surtir sus recetas por medio la “Megafarmacia”, reportan un viacrucis y procesos burocráticos complicados.
Exhiben a Megafarmacia del Bienestar
Lo anterior debido a que, si en la farmacia del hospital no los encuentran, tienen que llamar dentro de los primeros tres días de haberse expedido su receta a la “Megafarmacia”.
Si no se hace en ese lapso de tiempo, los operadores del Call Center de la Megafarmcia consideran que ésta está vencida y por lo tanto no puede surtirse. Debido a esto, el paciente de nuevo tiene que acudir a su clínica por una nueva receta.
Uno de los proyectos más presumidos y con más fracaso
La “Megafarmacia” del Bienestar es uno de los proyectos del presidente Andrés Manuel López Obrador que, según lo afirmado, sería la solución al desabasto de medicamentos en los hospitales públicos del país.
Según la función de esta “Megafarmacia”, el proyecto a manos de la Sedena y la empresa Birmex, sería el encargado de proporcionar el medicamento que los usuarios no puedan encontrar en los hospitales del sistema público de salud.
Un mes después de su inauguración, la Megafarmacia solo ha surtido 67 recetas.
De los 47 portales de carga y descarga, no se ocupa ninguno.
“Es muy lamentable que las ocurrencias del presidente estén afectando la salud de los pacientes”
Pacientes, tienen que comprar su propia medicina
Miriam Espinosa, una paciente de cáncer de mama, expuso su testimonio sobre su tratamiento de quimioterapia, el cual, únicamente contó con 6 de las 8 quimios de su tratamiento.
Agotó todos los medios posibles para conseguir sus quimios, incluso, habló con el director del hospital donde la atendían, sin embargo, éste afirmó no podía hacer nada.
Al final, con tal de terminar su tratamiento y salvar su vida, Miriam terminó por adquirir las quimios faltantes de manera particular.
Aún después de que adquirió parte de su tratamiento de forma particular, el sistema de salud no ha podido garantizarle la atención, ahora en el modo de paciente en observación.
Según su testimonio, tras no conseguir su medicamento en la farmacia del hospital, habló el mismo día de la expedición de su receta a la “Megafarmacia”, sin embargo, recibió la respuesta de que su receta ya estaba vencida.
Ante esta situación, de nueva cuenta optó por adquirirla de manera particular para librarse de los trámites burocráticos que únicamente podrían perjudicar o agravar su estado de salud.