Yareth Torres Damián, académica de la Clínica de Trastornos del Sueño de la Facultad de Medicina de la UNAM compartió que entre los beneficios destacados de una siestecita, se encuentran mejoras en la parte cognitiva, los tiempos de reacción, la memoria a corto plazo y los estados de ánimo.

La siesta, definida como un breve periodo de sueño durante el día, es una práctica que puede aportar beneficios significativos, siempre y cuando se realice de manera adecuada.

¿Cómo realizar una siesta exitosa?

La recomendación de la académica Yareth es que ésta no exceda los 30 minutos para evitar entrar en fases profundas del sueño.

Además, sugiere que el momento ideal para la siesta es entre la una y las tres de la tarde, ya que en esos momentos disminuye el umbral de vigilia.

Al tomar estos descansos mejoran la parte cognitiva, los tiempos de reacción, la memoria a corto plazo y los estados de ánimo, pues la gente se siente más despierta.

Otra de las claves importantes para que una siesta mejore nuestra vida, es la disciplina, porque para incorporarlas en nuestra vida diaria se necesita un régimen estricto de horarios.

La experta menciona que alguna de las desventajas de “echarse una siestecita” es la inercia del sueño, que es cuando al despertar se tiene la sensación de “adormilado” y se actúa con torpeza.

Si no se hace en los lapsos adecuados pueden surgir problemas para dormir en la noche.

Lo no tan bueno de una siestecita

Otros estudios sugieren que tomar siestas de manera frecuente y prolongada puede predisponer a enfermedades como el Alzheimer o demencias en adultos mayores. 

Según Torres Damián, esto podría estar relacionado con la pérdida de neuronas que contienen la proteína tau, crucial para mantener un estado de vigilia constante.

“Las siestas no son para todos, pues incrementan el riesgo cardiovascular. Es ideal para quienes se sienten cansados, han hecho alguna actividad no planeada dentro de su rutina o realizarán alguna actividad nocturna. Es importante ver en qué pacientes esto resulta benéfico, pues mientras algunos estudios no recomiendan las siestas en mayores de cinco años otros documentan que si se toman muchas al día y de forma prolongada se genera una predisposición al alzheimer o a algunas demencias en adultos mayores.”

En caso de que los pacientes incrementen sus niveles de siestas durante el día de manera abrupta, la experta aconseja buscar la atención de un médico para realizar las evaluaciones correspondientes y abordar cualquier posible problema de salud. Con estos consejos, la UNAM destaca la importancia de la siesta como una práctica beneficiosa, pero no exenta de precauciones, en el mantenimiento de la salud y el bienestar.

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