La violencia desatada por los cárteles, los elevados niveles de marginación social y los cambios en la división territorial han propiciado un preocupante fenómeno en México: En los últimos 20 años, 680 municipios, equivalente al 27% del territorio nacional, han quedado en calidad de pueblos fantasma, según una revisión de censos de población del INEGI realizada por MILENIO.

Guadalupe, Chihuahua; Tumbiscatío, Michoacán; y Badiraguato, Sinaloa, son solo algunos ejemplos de municipios afectados, donde familias enteras se ven obligadas a huir como medida de precaución ante la presencia de conflictos armados.

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En Guadalupe, ubicado a 80 kilómetros de El Paso, Texas, el desplazamiento forzado ha alcanzado el 57.7% en los últimos 15 años, siendo el epicentro de enfrentamientos entre los cárteles de Sinaloa y Juárez-Jalisco Nueva Generación.

Las balaceras, secuestros y cobros de piso han llevado a una constante migración, pasando de 10,032 habitantes en el año 2000 a 4,237 en el último censo de 2020, siendo Barreales la zona más afectada con una disminución del 70.6%.

En Tumbiscatío, la presencia constante de cárteles y grupos de autodefensa ha provocado una disminución del 41.2% en las dos últimas décadas.

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En Badiraguato, cuna de temidos narcotraficantes, la población ha descendido un 29.7%, de 37,757 habitantes en el año 2000 a 26,542 en 2020.

Sin embargo, el desplazamiento no solo se debe a la violencia.

La falta de oportunidades laborales y recursos económicos en zonas de alto rezago social ha llevado a pobladores de Oaxaca, Guerrero, Puebla y Veracruz a abandonar sus comunidades.

Un cruce de datos entre el Censo de Población y Vivienda del INEGI y la Medición de la Pobreza Municipal del Coneval revela que el 71.7% de los 396 municipios con despoblación sostenida en los últimos 20 años registran altos niveles de pobreza.

En Oaxaca, uno de cada cuatro municipios ha experimentado una despoblación continua debido principalmente a la pobreza.

San Mateo de Piñas, por ejemplo, ha sufrido una reducción del 51.3% de sus habitantes en dos décadas.

La despoblación también está vinculada a decisiones políticas en los cambios territoriales.

Ignacio Allende, en Zacatecas, perdió el 41.6% de su población debido a la creación de Santa María de la Paz en 2005.

Aunque la población nacional ha aumentado en casi 29 millones en las últimas dos décadas, el éxodo persistente del 27% del país señala una alarmante tendencia de desplazamiento forzado sin un fin a la vista.

La situación exige una atención urgente para abordar las complejas causas que han convertido a estos municipios en pueblos fantasma.

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