A dos semanas del impacto del huracán “Otis”, la situación en Acapulco y Coyuca de Benítez, Guerrero, se torna cada vez más crítica, evidenciando una creciente crisis humanitaria y la escasez de comida
La desesperación por la escasez de alimentos básicos ha llevado a enfrentamientos y peleas entre los damnificados, quienes claman por ayuda y denuncian el abandono de las autoridades.
El pasado jueves 9 de noviembre, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador declaró la conclusión de la emergencia en Acapulco y Coyuca de Benítez, argumentando que solo se registraron “lluvias severas y vientos fuertes”.
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No obstante, los testimonios de los afectados desmienten esta versión oficial, revelando una realidad de carencias y desatención.
En un decreto publicado en el Diario Oficial de la Federación (DOF), se citó el artículo 10 de los lineamientos para dar por concluida la Declaratoria de Emergencia, generando indignación entre los residentes afectados.
La comunidad acapulqueña sostiene que el gobierno ha minimizado la magnitud de los estragos causados por el huracán, exponiendo la falta de recursos y la insensibilidad de las autoridades.
Videos que circulan en redes sociales capturan escenas desgarradoras de largas filas de damnificados esperando recibir víveres.
La situación llega al extremo de enfrentamientos físicos entre personas que luchan por conseguir alimentos básicos como despensas, cartones de huevos o agua.
Estos disturbios reflejan la desesperación de una población abandonada, cuyas necesidades básicas no están siendo cubiertas de manera adecuada.
Ante la denuncia de un abandono gubernamental y la agudización de la crisis humanitaria, la sociedad civil y organizaciones de ayuda están intensificando esfuerzos para proporcionar asistencia a los afectados.
Mientras tanto, la atención se centra en exigir una respuesta más efectiva por parte de las autoridades, subrayando la importancia de una acción inmediata para aliviar el sufrimiento de aquellos que continúan luchando en las secuelas del huracán Otis.
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