¿Recuerdan cuando en junio de 2022 Beatriz Paredes firmó una carta exigiendo la salida de ‘Alito’ de la dirigencia del PRI? Luego de un año, ahora son “más mejores amigos” … es el PRI siendo el PRI.
Y no, no son amigos porque los unan los ideales y el amor por México. Los une la rapacidad.
En 2022 el PAN cedió las candidaturas del Estado de México y de Coahuila al PRI por una razón, porque para 2023 llevarían mano en la designación de la candidatura a la Presidencia de la República y de la jefatura de la Ciudad de México.
¿Qué encontró el PRI gracias a la presión de las organizaciones ciudadanas y al surgimiento del Frente Amplio por México? La oportunidad perfecta para romper el acuerdo con Acción Nacional y, así, arrebatar a costa de lo que fuera la candidatura a la Presidencia.
Para eso se están preparando. Para eso se están alineando los Comités Directivos Estatales del Tricolor y, por supuesto, sus operadores.
¿Qué mejor oportunidad para incumplir a su palabra y fallar al acuerdo de 2022, que aprovecharse de la presión ciudadana para lograrlo?
Es así como descarrilan a Enrique de la Madrid, quién tenía un perfil más ciudadano que partidista. Ahora se preparan para operar en favor de Beatriz Paredes, que representa lo más turbio y rancio del PRI.
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Beatriz es una mujer que negocia por sí y para sí misma, como Alito, uno fue hecho a imagen y semejanza de la otra. Poco le ha importado a la de Tlaxcala pactar y operar con quién sea desde dónde sea, lo que le interesa es permanecer.
Si fue capaz de hacer gobernador de su estado a Alfonso Sánchez Anaya por el PRD con tal de mantener el poder, es capaz de cualquier cosa. Eso implica negociar con quién sea necesario para ser siempre la gran ganadora de los movimientos políticos. ¿Se imaginan? Beatriz y Alito entrando por la puerta de atrás de Palacio para pactar con Lópezcraist, nuestro señor… presidente. Pues no se lo imaginen, porque así va a pasar.
En 2022 parecía buena idea apoyar a Miguel Ángel Osorio Chong en la rebelión de ex presidentes del tricolor. ¿Por qué? Sencillo. Porque gracias al río revuelto, Beatriz Paredes podía convertirse en la presidenta del PRI. Luego, cuándo ya no le convino apoyar “al chino”, lo abandonó.
Habrá que ver si el Frente Cívico Nacional, Sí por México y todas las demás organizaciones que desde el “buenondismo” y desde sus ganas de hacer las cosas diferentes, logran generar los contrapesos necesarios y convocar a la ciudadanía para que el PRI no les arrebate la elección. ¡Qué ironía, ser víctimas de las reglas del proceso que ellos inventaron!
Habrá que ver si Acción Nacional a nivel nacional y local, está listo para operar la elección de su candidata. O si se van a tirar de brazos cruzados, a esperar que el PRI haga lo que sabe hacer y a ver cómo se queda con todo.
Si eso sucediera, tendrían que prepararse para que, sin merecerlo -porque el PRI no vale más del 8%- reclamen las candidaturas de las alcaldías de las capitales de los estados, las gubernaturas más importantes y todo en cascada. Es una jugada maestra de Alito y de Beatriz, hay que reconocerlo. Con su 8%, con las reglas de otros y en el tablero de otros, vinieron, vieron y ¿ya vencieron?
Y así, una vez más, el sueño de la ciudadanización de la política, quedará en lo mismo que en 2015… en un bonito sueño, pero nada más gracias al PRI siendo el PRI.
