Terminó el Mundial de Fútbol Femenil 2023 que se jugó en Australia y Nueva Zelandia, en donde las campeonas fueron las futbolistas de la Selección Española; con este evento y este triunfo quedó demostrado que la sociedad aún piensa que el fútbol sigue siendo “el juego del hombre” como lo hemos escuchado de comentaristas y hasta de jugadores.
Históricamente, el fútbol se ha considerado algo reservado para los hombres, pero esta opinión general está cambiando. En una sociedad que está luchando sobre cuestiones de la igualdad para mujeres, hay que derribar el mito que jugar fútbol es “una clara manifestación de la masculinidad”.
Rondaban los años 90 cuando decidí por primera vez tomar un balón y hacer que rodará.
A base de insultos y sobre todo discriminaciones se me permitió jugar en una liga varonil, pero no fue suficiente para sentirme identificada, porque no habían más niñas rodando el balón conmigo, porque para ese entonces las mujeres no jugaban al fútbol en la televisión ni en la radio, las mujeres no jugaban al fútbol en los medios de comunicación escritos, por lo tanto, para mí la idea fue clara: las mujeres no juegan al fútbol.
El mundial de fútbol femenil ha abierto la oportunidad de hablar de toda la violencia machista que aún existe; del seximo y sobre todo de que aún hay brechas importantes que deben cerrarse a pasos agigantados.
Porque si bien es cierto que se ha conseguido visibilizar a más mujeres en estos espacios, aún me sigo preguntando cosas como: ¿por qué no hubo repeticiones de los partidos importantes?, ¿dónde estaban los resumenes de los goles y las jugadas maravillosas que las futbolistas elaboraron?, y sobre todo el porqué seguimos teniendo que soportar acoso y mansplaing por parte de directivos varones.
Que empiece el juego…
Vamos a desmenuzar el asunto muy bien, para que no nos agarren fuera de lugar. Hoy en España, no se sólo se está hablando del triunfo de las campeonas, su triunfo ha sido opacado por el Presidente de la Federación Española Luis Rubiales, que en plena entrega de trofeo plantó un beso sin consentimiento a la futbolista Jenni Hermoso, justificandolo como un acto de emoción y camaradería entre compañeros.
Cosa que a esta pambolera que lleva 32 años sentandose a ver partidos de fútbol, NUNCA había visto, es decir, jamás he visto que en el fútbol varonil algún presidente haya besado por camaraderia a un jugador como Messi, Zidan, Maradona o Beckham.
Recibir acoso por parte de varones es muy común, pareciera hasta normal, es tan “leñero” por parte de los hombres, que nosotras muchas veces sólo podemos quedarnos congeladas y sin hacer nada, porque no es la primera vez que un caso de acoso en el fútlbol femenil se da, en México desde el 2018, las jugadoras han sido acosadas.
Jana Gutiérrez y Selene Valera, ambas exjugadoras del América, denunciaron acoso por parte del mismo sujeto que agredió a Scarlett Camberos. Greta Espinoza, también reveló que sufrió un acoso. Norma Palafox, Paola López Yrigoyen y Natalia Gómez Junco también han sufrido acoso, sin que sociedad, gobierno y sus clubes puedan protegerlas, aún hay una deuda historica muy grande que se tiene hacia las mujeres.
Hablemos de dinero…
En el caso de México, la Liga MX Femenil es reconocida como una de las más relevantes del mundo, con más de dos mil asistentes en promedio por partido jugado en 2022, aún así una jugadora gana 183 veces menos que un hombre (de 3 mil 500 pesos a 10 mil pesos al mes) y aunque este torneo que pasó rompió record con 58 mil personas viendo la final de futbol femenil (casi 30 veces más que el promedio de asistencia del torneo regular) hay algo que le queda claro: el futbol femenil se disfruta pero no se paga.
En muchas ocasiones hay inexistencia de contratos, lo que implica que la mayoría después de una carrera deportiva brillante no tienen periodos de cotización para una posible jubilación e incluso se encuentran con problemas de ubicación profesional. A la ausencia de contratos se suma la falta de convenios colectivos que fijen las condiciones laborales mínimas de su relación laboral y unas pésimas y discriminatorias condiciones laborales de las que las deportistas de élite son conscientes.
Así que claro, las mujeres juegan sólo por pasión, la pasión que muchas veces se ha perdido en los hombres y que al mismo tiempo es injusto ya que jugar no solo es una pasión, es también parte de un trabajo (al menos para ellas).
El fútbol es para varones
Los medios de comunicación también reproducen las relaciones tradicionales de poder y subordinación. Las mujeres en el fútbol no podemos opinar o hablar “sin saber”, los hombres sí y lo hacen todo el tiempo, incluso los “periodistas deportivos”. Las mujeres que comentan algo sobre fútbol son escuchadas con cierta “incredulidad”.
Y esto no me lo cuentan, lo viví en carne propia cuando me tocó comentar partidos del Club Puebla o participar en debates sobre fútbol, mis habilidades tenian que ser sustentadas y demostradas, porque al ser mujer nadie creía que pudiera saber de datos y de pasión pambolera.
Aún hay una brecha grande, pero celebro que en un espacio tan machista, niñas y mujeres lo estén tomando para soñar a que pueden ser la mejor futbolista del mundo, y que el balón también rueda bajo sus piernas.
Como verán el fútbol es cosa de mujeres, y me da gusto que las chicas estén haciendo historia, aquí solo toca apoyar, porque como diria Galeano: “Siempre jugué muy bien, la verdad maravillosamente bien. Era la mejor de todos, pero sólo de noche mientras dormía. Durante el día, hay que reconocerlo, he sido la peor pata de palo que se ha visto en los campitos de mi país”
Nos leemos en la siguiente columna o en alguna cancha de fut.