El Papa Francisco ha llegado hoy a Lisboa para participar en las Jornadas Mundiales de la Juventud, un evento que reúne a jóvenes católicos de todo el mundo.

A su llegada a la base aérea de Figo Maduro, el sumo pontífice fue recibido por el presidente Marcelo Rebelo de Sousa en una ceremonia de bienvenida.

El líder religioso tiene previsto permanecer en Portugal hasta el día 6 de agosto, durante los cuales llevará a cabo diversas actividades.

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La comunidad católica se encuentra muy ansiosa

En su primera jornada, se reunirá con el primer ministro portugués, Antonio Costa, para discutir temas de interés común.

Uno de los momentos más destacados de la visita papal será su visita al santuario de Fátima, uno de los lugares más importantes de peregrinación para los católicos en Portugal.

Se espera que en este encuentro, el papa Francisco aborde el tema de la investigación que destapó 4800 abusos a menores perpetrados dentro de la iglesia portuguesa en los últimos 70 años.

La sociedad y la comunidad católica están ansiosas por escuchar su pronunciamiento sobre esta cuestión sensible.

La llegada del papa Francisco ha generado gran expectativa, y Portugal espera recibir aproximadamente un millón de peregrinos que asistirán a las Jornadas Mundiales de la Juventud.

Este evento representa una oportunidad única para los jóvenes católicos de todo el mundo de congregarse, compartir su fe y recibir la bendición del sumo pontífice.

El avión papal, perteneciente a la compañía Ita Airways, aterrizó con puntualidad en las afueras de la capital lusa.

Llegando incluso con unos 15 minutos de adelanto sobre el horario programado.

Esperan fe y fortaleza en las Jornadas Mundiales de la Juventud

Tras la ceremonia de bienvenida, el papa Francisco se trasladará al Palacio Nacional de Belém, la residencia oficial del presidente Marcelo de Sousa.

Lo anterior para mantener una reunión privada como el primer acto de su apretada agenda en Portugal.

La visita del papa Francisco a Lisboa es un acontecimiento de gran relevancia para la comunidad católica portuguesa y para el país en general.

Se espera que esta ocasión fortalezca la fe y fomente la reflexión sobre los desafíos que enfrenta la iglesia.

Principalmente en temas como la protección de menores y la transparencia en sus acciones.

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