“La empatía se trata de encontrar ecos de otra persona en ti”.
Me gusta mucho reflexionar sobre lo que creemos y cómo lo creemos, siempre he considerado que soy una persona “empática” pero mientras me tomaba un café me descubrí exasperada por una mesera que a mi parecer me había tratado mal, y tanto ella como yo nos descubrimos a mitad de mi café y en esa conexión de quienes hemos tenido un mal día, que ninguna de las dos había sido amable la una con la otra.
Qué dificil es eso de intentar ser empáticos, porque es en la vorágine de nuestras vidas diarias que a menudo pasamos por alto este aspecto tan fundamental de nuestras interacciones.
La capacidad de comprender y compartir los sentimientos de los demás es un regalo invaluable que todos poseemos, pero que a veces olvidamos ejercitar, especialmente cuando se trata de valorar a aquellos que nos brindan su ayuda y apoyo.
La empatía hacia las personas que nos ayudan es un tema especialmente importante. A menudo, damos por sentado los servicios y el apoyo que recibimos de aquellos que trabajan en ocupaciones “invisibles” o menospreciadas socialmente, como las trabajadoras domésticas, los cuidadores de niños o los trabajadores de la salud. Olvidamos que son seres humanos con sus propias vidas, experiencias y emociones. Su dedicación y esfuerzo merecen nuestro reconocimiento y gratitud.
En nuestro viaje por la vida, todos necesitamos ayuda en algún momento. Ya sea en el trabajo, en nuestras relaciones personales o en situaciones difíciles, hay personas que están dispuestas a tender una mano y ser nuestro apoyo. Sin embargo, a menudo, nos centramos tanto en nuestras propias preocupaciones que pasamos por alto la importancia de mostrar empatía hacia aquellos que nos brindan ayuda.
Es fundamental recordar que las personas que nos apoyan también tienen sus propias vidas, luchas y desafíos. Pueden estar enfrentando sus propias dificultades personales mientras se esfuerzan por estar ahí para nosotros. Es en estos momentos cuando debemos recordar que la empatía no es unidireccional. No se trata solo de recibir, sino también de dar.
La empatía nos permite comprender y apreciar las circunstancias de los demás. Nos permite ver más allá de nuestras propias necesidades y reconocer el esfuerzo y la dedicación que las personas ponen para ayudarnos. Mostrar gratitud y reconocimiento por su apoyo no solo los reconforta, sino que también fortalece nuestra conexión con ellos.
Porque quiero que sepan que es muy fácil ser empático en nuestras relaciones más cercanas. Pero también debemos practicarla en nuestras interacciones diarias con desconocidos. Todos estamos lidiando con nuestras propias batallas invisibles, y un acto de empatía puede marcar la diferencia en la vida de alguien. Desde el empleado de la tienda hasta el conductor del autobús, todos merecen ser tratados con respeto y consideración.
Cultivar la empatía es un proceso continuo que requiere práctica y reflexión constante. No debemos esperar a que se nos recuerde su importancia en momentos específicos, sino que debemos incorporarla en todas nuestras interacciones y decisiones diarias. Al hacerlo, construiremos una sociedad más compasiva y equitativa, donde cada persona sea valorada y respetada en su individualidad.
La próxima vez que alguien te brinde su ayuda, tómate un momento para expresar tu gratitud. Reconoce su esfuerzo y muestra empatía hacia ellos. La empatía es un acto poderoso que puede transformar vidas y construir un mundo más amable y compasivo. No olvidemos ser empáticos con aquellos que nos ayudan, recordando que la empatía es un regalo que podemos dar y recibir.
Claro que habrá días que la vida es difícil pero si en este mundo hacemos más reflexión sobre practicar la empatía, estoy segura que construiremos puentes de comprensión y solidaridad.
Que hoy sea un buen día para tomar ese trago amargo y darnos cuenta que el proceso aunque complicado no es díficil, porque otros mundos siempre son posibles, nos leemos en la siguiente columna, no sin antes dejarles una pregunta ¿qué actos empáticos han hecho hoy?