Cuentan que él te concederá un milagro sólo si eres un devoto agradecido y lleno de fe, te protegerá con su amor siempre y cuando tú regreses al Templo a agradecer por la súplica concedida.
El Señor de las Maravillas, cuenta la leyenda que enfrente de la iglesia de San José, que se ubica en el Centro Histórico de la Ciudad de Puebla, que cuando cayó un rayo, este partió un árbol en el siglo XVII. El párroco de la iglesia mandó a tallar la imagen de cristo con la madera del árbol caído. Como resultado de este trabajo tan detallado, fue una imagen que pesa cerca de 70 kilos que representaba la piedad y la compasión. Por ello, la estatua fue trasladada al Convento de Santa Mónica, anexo al Museo de Arte Religioso de Santa Mónica, lugar donde se encuentra actualmente.
Sin embargo, enfrente del recinto se encontraba la cárcel de San Juan, se menciona que una mujer acudía diariamente a visitar a su esposo que se encontraba ahí preso, le llevaba comida y algunas cosas que necesitara.
Cuando ella se enteró de la existencia del Padre de Jesús de las Maravillas o el “Señor de las Maravillas” y que además estaba ubicado en el templo, acudió con mucha fe a rezar por la pronta libertad de su esposo.
Una de las tantas veces que fue a ver a su esposo, se dio cuenta que había un señor a quien nadie visitaba, ella, conmovida por esa triste realidad, comenzó a visitarlo en secreto. Siempre después de cada vez que veía a su marido. Cuando él recobró su libertad, la mujer siguió yendo a la cárcel a escondidas a visitar al hombre solitario y le llevaba una canasta de comida.
Después de un tiempo, el esposo fue alertado de que su esposa lo estaba traicionando con otro recluso, él en su enojo lleno de ira decidió acudir a la cárcel para enfrentar a la mujer. Ahí él esposo celoso le cuestionó qué llevaba en la canasta y ella respondió, que llevaba “Maravillas para el señor”.
El esposo desconfiado y enfadado destapó la cesta que la mujer llevaba entre los brazos, en donde ella solía llevarle alimentos y algunas otras cosas al hombre solitario. La gran sorpresa del esposo fue sólo encontrar algunas flores, los alimentos se habían convertido en flores amarillas, de las que usualmente le llevaban como una grata ofrenda a la estatua que se había realizado con la madera del árbol caído.
La mujer finalmente decidió confesar a su esposo la verdad y lo llevó al templo de Santa Mónica a ver al Cristo del Señor de las Maravillas. Cuando salieron de ahí decidieron acudir al reclusorio San Juan de Dios, para ver juntos al recluso, pero su gran sorpresa fue que al llegar a la ubicación no encontraron rastro alguno de su existencia.
Después de tanto pensar, juntos llegaron a la conclusión de que el hombre solitario que ella había visitado durante tantos días a escondidas era el mismo Cristo que con sus acciones había puesto a prueba su amor a la pareja.
A raíz de esta historia se volvió común la tradición de pedir milagros a la estatua del Señor de las Maravillas, en su oración hay unas breves líneas en cómo agradecen los creyentes cuando este ya les ha cumplido algún milagro. Cuentan que él te concederá un milagro sólo si eres un devoto agradecido y lleno de fe. Te protegerá con su amor siempre y cuando tú regreses al Templo a agradecer por la súplica concedida.
En enero de 2013 el Templo que lo albergaba registró un incendio, el cual afectó la pintura del lugar que data del siglo XVII, además de arte sacro.
Se menciona que el incendio fue provocado por velas colocadas por los fieles que en esas fechas se multiplican por el término e inicio de año, como resultado el cristo estaba intacto situación que sin duda ha reforzado la fe de las personas, ante él claman salud, trabajo y piedad.
Hay tres fiestas anuales en las que le celebran, El viernes santo, el tercer viernes de Cuaresma y el 1 de julio.