VENEZUELA: El 8 de mayo de 2007, el entonces presidente de Venezuela, Hugo Chávez, anunció la nacionalización de varios sectores estratégicos de la economía venezolana, incluyendo la industria petrolera, las telecomunicaciones y la electricidad. Estas medidas fueron parte de un proceso más amplio de expropiaciones y nacionalizaciones llevadas a cabo por el gobierno venezolano durante el mandato de Chávez.
Una de las escenas más impactantes de la vida de Venezuela se dio el 7 de febrero de 2010.
Acompañado del alcalde de Caracas, y de otros miembros de su sequito, el presidente Hugo Chávez estaba caminando por el centro histórico de la ciudad, y al ver un edificio en la esquina de la Plaza Bolívar, preguntó ante las cámaras de televisión: “¿Y ese edificio?”. Le dijeron que era un inmueble con comercios privados de joyería. Y Chávez levantó el brazo, lo señaló y dijo: “¡Exprópiese!”.
En un segundo y con una sola palabra, Chávez acabó con las joyerías del edificio “La Francia en Caracas”, uno de los más tradicionales y reconocibles de la ciudad. Los comerciantes cogieron sus joyas, las metieron en cajas y salieron desolados, sin entender qué había pasado.
Por cierto, en ese edificio “expropiado” opera hoy la “Asamblea Constituyente”, espurio poder que suplanta al verdadero poder legislativo, al que Nicolás Maduro no pudo vencer en 2017.
Chávez ejerció el sumo poder de un gobernante al que nadie se atreve a poner límites, lo que, vulgarmente, se llama dictador. Según el Observatorio de Derechos de Propiedad de Cedice, entre Chávez y Maduro expropiaron 1.359 empresas entre 2005 y 2017.
Y, ¿qué pasó con esas empresas, entre las que se encontraba la mexicana CEMEX, la petrolera ExxonMobil, las empresas de telecomunicaciones CANTV y Digitel, la empresa siderúrgica Sidor, y varias empresas agroindustriales.? Bueno, pues al igual que en Cuba y Nicaragua, la gestión estatal de estas empresas ha sido ineficiente, con problemas de corrupción, falta de inversión y deterioro en la producción y calidad de los servicios. Esto ha llevado a la disminución de la capacidad productiva y a problemas de abastecimiento en varios sectores de la economía venezolana.
CORPORATIVISMO: El sistema de expropiación consistía en nacionalizar empresas de un sector, agruparlas en una corporación, y poner al frente a personas sin conocimientos técnicos ni económicos. Entre 2009 y 2010 se expropiaron, por ejemplo, las empresas de café “Fama de América”, “Café Madrid” y “El Peñón”, y se les agrupó en la “Corporación Venezolana del Café”. A partir de ahí, el déficit de producción fue tan notable que tras ser uno de los mayores productores de café de Latinoamérica, Venezuela empezó a importar café de países como Nicaragua.
De acuerdo con datos de “Transparencia Venezuela”, a partir de 2010 muchas de las
empresas públicas dejaron de publicar y transparentar sus cuentas, a pesar de que deben
informar sobre su gestión a la Asamblea Nacional y al país. Pero la situación es aún peor:
Desde 2016 no se publica la Ley de Presupuesto y la Ley de Endeudamiento y con esto se
terminó de golpe el mandato constitucional de dar transparencia a la administración del
dinero y demás recursos públicos. En México, eso se hace declarando los proyectos, y
hasta las regiones, como focos de “Seguridad Nacional”, sin comprobarlo, y adiós a la
información pública que exige la ley.
En la mayoría de los casos, los presidentes de las empresas públicas eran los ministros
del ramo, todos del PSUV, el Partido Socialista Unido de Venezuela, o bien militares, que
aumentaron su influencia sobre la economía, creando el modelo llamado “Estado Cuartel”.
El caso más dramático de malversación y hundimiento fue el de PDVSA. “Antes del año
1999, la producción de Petróleos de Venezuela S.A (PDVSA) tuvo un pico de 3,7 millones
de barriles diarios, y contó con un promedio de 3 millones de barriles diarios entre 2004 y
2013, mientras que los precios del crudo en el mercado internacional alcanzaron los 150
dólares”, dice el informe de Transparencia Venezuela. Hoy, PDVSA produce 700 mil barriles
diarios, entre la obsolescencia y la ineficiencia. Eso, claro, no lo hizo el (neo) liberalismo.
La mayoría de las empresas expropiadas están en quiebra o han dejado de operar.
Venezuela pasó de ser el país más rico de América Latina a uno de pobreza extrema, debajo,
incluso de Haití, Bolivia, Nicaragua y Cuba. Todos con regímenes denominados populistas,
pero el dictador y sus generales siguen en el poder y los venezolanos sufriendo o
migrando…
DE FONDO: El 2 de julio de 2018, en su primer discurso postvictoria, el hoy presidente
de la república señaló, literalmente, entre otras muchas cosas que tampoco se han
cumplido, o se han llevado a cabo a la inversa, que: “No actuaremos de manera arbitraria
ni habrá confiscación o expropiación de bienes”. El 19 de mayo de 2023, A través de un
decreto, el presidente declaró de “utilidad pública” para el Corredor Interoceánico del Istmo
de Tehuantepec tres tramos de vías ferroviarias concesionadas a Ferrosur, propiedad de
Grupo México, del empresario Germán Larrea y, sí, se escuchó la exclamación de:
¡Exprópiese!
DE FORMA: Strike one: El martes 16 de mayo, el propio presidente “autorizó” la venta
de Banamex, Citigroup, al grupo que lidera Germán Larrea, grupo en que, por cierto, ya hay
algunos accionistas de la institución. La “única” condición es que paguen los impuestos
por las utilidades derivadas de la operación. Bueno, hay que aclarar que, si hay utilidades,
el que las paga es el que vende, no el que adquiere que realiza un gasto, con sus
consecuencias fiscales. Incluso podría no haber utilidades, si la operación se hace a través
de la Bolsa de Valores y con acciones devaluadas de por medio. Ha pasado en muchos
países.
Strike two: Al día siguiente, el presidente volvió a recibir en el súper fortificado Palacio
Nacional, al empresario Larrea. Como la transparencia no es el signo de esta
administración, solo podemos suponer que hablaron sobre la “autorización” -¿la tiene que
dar el presidente de la nación?- para adquirir el promovido banco y, desde luego, de los 40
millones de litros de sulfuro de cobre que la mina “Buenavista”, de “Grupo México” vertió
el 6 de agosto del 2014 en las aguas del rio Sonora, con altas concentraciones de cobre,
arsénico, cadmio, aluminio, hierro y plomo, contaminando, aún sin reparación del daño, las
aguas que recibe, principalmente, la ciudad de Hermosillo. Quizá también se recordó la
tragedia de la mina Pasta de Conchos, también del “Grupo México”, en el 2006, en que
fallecieron 65 mineros, quizá…
Podríamos suponer que fueron factores de sensibilización para el “inesperado” …
Strike three: … ¡EXPRÓPIESE!
DEFORME: Como ha ocurrido en el caso de las innumerables promesas no cumplidas y
en los decretos de “Seguridad Nacional” para no transparentar los avances y, sobre todo,
los costos, de las megaobras inconclusas del sureste, esperamos que este “EXPRÓPIESE”
no sea el inicio de una cadena que nos empareje con el caso de Venezuela… en el fondo
del abismo.