El espeluznante caso del presunto feminicida serial Miguel “N” ha estremecido a la comunidad de la colonia La Cruz en la alcaldía Iztacalco y ha generado conmoción a nivel nacional.
Con apenas 39 años, este individuo, descrito como un hombre callado e introvertido por sus vecinos, ha sido vinculado a un macabro entramado de feminicidios que han dejado consternada a la sociedad mexicana.
El fatídico descubrimiento se desató tras el brutal asesinato de María José Castillo, una joven de tan solo 17 años, el pasado 16 de abril.
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Las autoridades, al investigar el caso, se encontraron con un horroroso panorama:
Miguel “N” habría almacenado los restos de sus víctimas en su propio departamento.
Se estima que podría estar involucrado en al menos 20 feminicidios, y las redes sociales lo señalan también en la desaparición de otras mujeres, como Frida Sofía Lima Rivera en 2015.
El proceso legal contra Miguel “N” ha comenzado, siendo vinculado a proceso por feminicidio y tentativa de feminicidio en el caso de María José Castillo y su madre, Cassandra Yascara.
La medida cautelar de prisión preventiva justificada ha sido impuesta por seis meses, mientras se lleva a cabo la investigación complementaria.
El representante legal de las víctimas afirmó que el presunto culpable ha aceptado parte de la responsabilidad, evidenciando su conciencia de los actos cometidos.
Además, el testimonio de vecinos y familiares revela la actitud desafiante de Miguel “N” ante la gravedad de sus crímenes.
El allanamiento a su domicilio reveló perturbadores hallazgos, incluyendo restos óseos, rastros biológicos y libretas donde documentaba sus macabros actos.
Expertos forenses están trabajando arduamente para identificar a las víctimas y recabar evidencia que lo incrimine aún más.
Terror en Iztacalco
En medio del horror, la aparente vida normal que Miguel “N” llevaba en redes sociales contrasta brutalmente con la realidad de sus acciones.
Bajo una apariencia de éxito profesional y filosofía aparentemente altruista, se escondía un monstruo capaz de los crímenes más atroces.
Este caso ha dejado al descubierto la urgente necesidad de combatir la violencia de género en todas sus formas y de garantizar la justicia para las víctimas y sus familias.
La sociedad clama por un cese a la impunidad y por medidas efectivas que protejan la vida y la dignidad de las mujeres.
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